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domingo, 19 de septiembre de 2010

Zazpiak Bat, segundo sector



Empezamos el dia bien, con un buen desayuno en el albergue donde hemos dormido.



En el molino-albergue Capitan Tximista podemos observar como funciona el molino. Muy amablemente, el hostalero nos lo pone en marcha brevemente. Se oye caer el agua con fuerza cuando abre la presa, y las ruedas comienzan a girar y va cayendo la harina.



El albergue está en pleno bosque, en la ladera sur del Monte Jaizkibel.



El molino/albergue está ubicado en un edificio de arquitectura tradicional del siglo XVIII, con mampostería de piedra y gruesos tabiques, alojan en su interior una maquinaria precisa con estructura de madera y todos los elementos que conforman el piecerío que le hace capaz para moler grano de maíz, consiguiento harinas de diverso gramaje como a la antigua usanza.



Para salir a la general, debemos recorrer un entresijo de carreteritas que, a la luz del dia, no son tan complicadas como nos parecieron de noche.



Laberíntica ladera, llena de pistas asfaltadas.



Llegamos ya a la civilización, a Hondarribia.



En Irún se produce el cambio de ancho de vias, pasamos de España a Francia.



En esta estación de Hendaya es donde se dieron la mano Hitler y Franco y se declaró la neutralidad de España en la Segunda Guerra Mundial.



Nos acercamos a visitar la playa de Hendaya, algo de turismo en un paréntesis a la ruta.



Por este carril-bici regresamos al trazado original.



Nos despedimos de Hendaya y proseguimos en busca de nuevas sensaciones.



La ruta de La Corniche, un trazado bellísimo por lo alto del acantilado.



Una de las zonas que más me gustaron de toda la Zazpiak Bat, un acierto pasar por aquí evitando la general.



El puerto de Saint Jean de Luz.



Una preciosidad de sitio. Esta población tiene como principal motor económico la pesca y el turismo.



Seguimos avanzando por pueblos costeros, y pasamos por Bidart, con estas vistas hacia el interior.



Y llegamos sin más a la conocida población de Biarritz, ciudad balnearia de la realeza francesa en el siglo XIX hasta que la guillotina cayó sobre ellos.



La Playa del Port Vieux y, al fondo, el Rocher de la Vierge.



El Castillo donde disfrutaba la realeza antes de perder la cabeza... Hoy es un hotel.



También es paraiso de surfistas, aunque hoy el mar estaba en calma.



Una pasarela metálica construida por Gustave Eiffel (el de la torre) permite acceder a una roca donde se encuentra una virgen (Le Rocher de la Vierge)



Curiosa roca en este mirador.



Acantilados que ocultan cuevas.



Y aquí estoy, disfrutando de esta mañana soleada.



Dejamos ya de hacer turismo y seguimos con lo nuestro. Entramos en Bayona, una gran ciudad. Aquí en la Estación Central.



El Rio Adour divide la ciudad por la mitad.



Vemos al fondo la Catedral.



Y uno de los numerosos puentes que, sobre el Adour, comunican un lado con el otro.



Atravesamos el Adour buscando ya la salida.



Un largo recorrido siguiendo el Adour por dentro de la ciudad.



El Teatro de Bayona.



Salimos de la capital y, por una carreterita que va al lado del Rio Nive, nos preguntamos quien será el afortunado de vivir en esta preciosidad.



Una carretera tranquilísima, esquivando la nacional cargada de coches.



Llegamos a Ustaritz, donde cruzamos La Nive y ahi si que ya debemos ir por la general.



Paisaje ya típico de Iparralde.



Hasta la via de tren, paralela a la carretera y a La Nive , tiene su encanto.



Montañas de formas suaves, llenas de prados, alguna zona con árboles, caseríos diseminados.... es Iparralde.



Las antenas de Gorramakil nos observan desde lo más alto.



Llegamos a Donibane Garazi, o también llamada Saint Jean Pied de Port. Otra de las 7 capitales.



Una de las más bellas poblaciones que he visto.



La entrada a la ciudadela, donde se dieron de guantazos los navarros y los franceses en la lucha por la frontera...



Nos sentamos un rato a comer un bocadillo, hay bastante gente y es que tenemos un domingo soleado y radiante.



Proseguimos, tras el merecido avituallamiento, bordeando las murallas de la ciudadela, construida en el siglo XVII bajo el gobierno de Richelieu.



Terreno de aproximación a la bestia, al Col de Burdincurutcheta.



Han puesto este cartel (el año pasado no estaba) que nos va indicando lo que resta hasta el Col de Bagargi.



Pero antes hay que coronar Burdincurutcheta. Más temible que su nombre son sus pendientes.



No hay piedad, el sol nos castiga pero la dureza aun más.



Los caballitos, ajenos a nuestro sufrimiento, y la turista guapa que en ningún puerto puede faltar.



La recompensa al esfuerzo no tarda en llegar.



Cada curva es un espectáculo.



Es un puertazo, con mayúsculas!



La oveja lacha no quiere perderse nuestro paso por esta zona. Hace ver que come... pero mira de reojo.



La dureza infernal queda patente en cada fotografía.



Por suerte, al girar la cabeza para coger aire ves esto y se te olvidan las penas y los dolores.



Un pequeño descanso para afrontar el tramo final.



A paso cansino, pero vamos poco a poco doblegando al coloso.



¿Quien no disfruta ante un puerto asi? Ya puede ser duro.... que más da!



Tanto a Joseba como a mi nos encantó este tramo, tan abierto, las vistas son inmensas.



Entrando en los 2 últimos kilómetros, ya le estamos poniendo la pierna encima al bicho.



Desde la última herradura unas vistas acojonantes.



Intuimos allí delante el final del puerto.



Conseguido! El Burdincurutcheta ya no nos va a castigar más.... almenos hoy.



Tenemos algo más de 2 kms de bajada hasta llegar al lago, donde hay un bar y paramos a hacer un bocadillo yo y un refresco Joseba. Descansamos un rato antes de reemprender la subida a Bagargi.



La subida a Bagargi por la Selva de Iraty es una gozada.



Otro pequeño estanque nos fascina mientras proseguimos este ahora ya más suave ascenso.



La Selva de Iraty nos recibe.



Los rayos de este sol de final de verano no evitan el fresco que hace ya a esta altura.



Coronamos Bagargi, son las 5 de la tarde.



Vamos a descubrir esta pista que une Bagargi con Ahusky. Marca el cartel 11 kms y nos avisa que es privada y que si entramos será bajo nuestra responsabilidad.



¿Responsabilidad?... Obligación tendría que ser disfrutar de estos paisajes!



El Pirineo suave de Iparralde se vuelve más escarpado.



La carreterita, en regular estado, de momento no ofrece mucha dificultad. Surcada por perfiles metálicos para evacuar el agua es lo que más fastidia.



Vemos lo que hay por delante.



Y aquí, en altitud, nos preparamos para babear con unas perspectivas únicas.











La carretera pica hacia abajo con bastante pendiente.



Y las sombras empiezan a alargarse, no nos quedan muchas horas de luz!



Tras un último kilómetro muy duro, enlazamos con la carretera de Ahusky en este punto.



Luego un largo y rápido descenso hasta llegar a Mauleon-Licharre, otra capital de las 7 que había en el libro de ruta. La iglesia y la plaza principal.



Y un bonito hotel en esa misma plaza.



Dejamos atrás Maule y vamos en busca del último puerto del dia, que no es uno sinó un encadenado: Issarbe - Soudet - Piedra de San Martín.



Necesitamos comida y vamos atravesando pueblecillos sin encontrar nada abierto. Y los bares no tienen pan. Ayayay que la cosa se pone fea.



Mientras, las montañas amenazantes nos producen inquietud, la inquietud de lo desconocido.



Otro pueblo más y nada que comer. No podemos meternos en Issarbe así, pues de ahí en adelante, hasta el final, no hay nada, absolutamente nada.



En Tardets paramos en un bar que está abierto y nada, no hay pan, ni bebidas isotónicas. Se nos cae el mundo encima.



Pasamos por Montory, último pueblo antes del final de etapa ( y nos quedan más de 4 horas para ese final) y se produce el milagro. Un supermercado abierto, un domingo a las 7 y pico de la tarde! Nos tiramos de cabeza, mientras desde la puerta del super vemos como los últimos rayos de sol se despiden para dar paso a la larga noche que nos espera.



Se nos hace de noche antes de empezar el tramo duro de Isarbe. Desde casi la cima de Issarbe, eso es lo que podemos ver. Esas luces están 1.000 metros más abajo. Eso, junto con el espeso silencio de la noche, el frio que cada vez se acentúa más y una luna casi llena que deslumbra, provoca unas sensaciones difíciles de narrar.



Una vez coronado el horror de Issarbe, descendemos con precaución hasta el cruce del Soudet. Sin referencias de ningún tipo, notamos que la pendiente es nuevamente brutal, como en Issarbe.

Sabemos que el albergue del camping cierra a las 12 de la noche y no sabemos lo que queda por delante. Son las 11 y pico y estamos ahí, en medio de la montaña en soledad absoluta y con un frio cada vez mayor.

Llegamos ahora al cruce de la Piedra, quedan 3 kms esta vez más fáciles. Coronamos la Piedra a las 23.30. Media hora para descender más de 20 kms.

Nada más empezar el descenso, a Joseba se le hace un lio la cadena al cambiar de plato y nos tiramos 5 minutos en arreglarlo. Esto se complica...

Nos tiramos a tumba abierta, sobrepasando en varias ocasiones los 60 km/h en plena noche con la linternita. Pero el frio no perdona, y a esa velocidad la temperatura de sensación es de -12ºC. Pronto empezamos a perder tacto y a notar como el frio afecta a nuestra coordinación. Y entonces pinchazo! La rueda delantera de Joseba dice basta, y en esas condiciones no podemos cambiar la cámara, que estamos helados.

Decidimos seguir despacito, ya han dado las 12. Esperamos encontrar el camping y poder dormir dentro del albergue, no queremos pensar que esté cerrado o algo así, porque en esas condiciones no llegaremos a Isaba para buscar hotel.

A las 12.30 llegamos al camping, todo cerrado, todo oscuro... pero la puerta del albergue abierta! Almenos podremos dormir bajo techo, sinó en cama.

Entonces vemos un mensaje de Amaya que dice que nos han dejado la llave de la habitación 2 puesta en la puerta... aleluya! Buscamos la habitación y, en efecto, está abierta. Nos acostamos a la 1, y estamos de acuerdo en que esta noche ha sido la que más contra las cuerdas hemos estado de todas las noches que hemos pedaleado por ahí, tanto uno como otro.

Maldormimos, pues tenemos el cuerpo muy castigado.... pero almenos estamos calentitos.


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