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viernes, 1 de julio de 2011

Reto "Everest y medio" en Hautes Pyrénées: una fantasía de .. mente

EL PLANTEAMIENTO

En 2.008 fue el “Reto Everest” en el Berguedá. 297 kilómetros y 8.867 metros de desnivel.

En 2.009 estiramos más la cuerda y conseguimos el “Reto Mauna Kea” en el Ariege y en solitario. 373 kilómetros y 10.202 metros de desnivel.

En 2.010 una pausa, un receso, un descanso de retos. Lo del Mauna Kea fue muy duro, casi demasiado duro... hay que regenerarse, sobretodo mentalmente.

Y para el 2.011, la demencia y el desvarío toman forma con esta idea: un “Reto Everest y medio”. Cualquier etapa imaginable palidece ante semejante atrocidad. Los cuerdos enloquecen ante esta visión, y los locos se confunden. Cuesta dar forma a estos números, pues el desnivel se dispara hasta los 13.275 metros. Pero, como nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta, vamos a ir a por ello. Si puede imaginarse, puede hacerse. Y, si fallan las fuerzas, la audacia de intentarlo será mi éxito.

La primera duda es evidente: ¿dónde? El Berguedá se queda corto, el Ariege está aún muy reciente. Además, una cosa así merece una puesta en escena “a lo grande”. Ni Ariege ni Berguedá están a la altura, ciertamente. Por la mente empiezan a pasar nombres que todos conocemos: Tourmalet........ Aspin....... Peyresourde.......Troumouse...... Lac d´Aumar....... ¡Ya, decidido! El Reto será en Hautes Pyrénées, donde debe de ser. El mejor marco para tan exquisito cuadro.

Llega la hora de coger la calculadora, los mapas detallados de Geoportail y buscar dónde instalar el campo base, pues el Reto hay que hacerlo de manera autosuficiente, sin coche de apoyo en ruta. No tardo en decidir que St. Lary Soulan es el punto idóneo. Aparcando aquí, pasaré 4 veces por el coche durante el transcurso del Reto. No faltará en el coche abundancia y variedad de comida y bebida, un hornillo y ropa de recambio.

El Reto se dividirá en 5 partes:

- Una primera que ya de por sí es todo un reto, de 267 kms y casi 8.000 metros de desnivel. Saliendo un poco antes del amanecer y terminando, con toda seguridad, ya de noche. Me interesa hacer de dia Boucharó y Troumouse, pues no los tengo subidos aun. Completarán el bucle los ya conocidos Tourmalet (por las 2 vertientes), Luz Ardiden, Aspin y Hourquette d´Ancizan. Llegar al coche ya de noche, prepararme una buena cena calentita, coger ropa seca, descansar un poco.

- Segunda parte, totalmente nocturna. El Peyresourde por ambas caras me lo sé de memoria, solamente me quedaré sin “ver” Les Agudes y Lançon, pero algo había que sacrificar. Esta parte es para hacerla excesivamente despacito, esperando que amanezca o que se acerque la primera luz del día. Son unos 80 kms y cerca de 2.000 metros de desnivel. Llegar de nuevo al coche y un merecido descanso si no ha amanecido aun. Cuanto más pronto llegue, más descanso! Y si hay hambre, pues un chocolate calentito entrará muy bien.

- Tercera parte, no tengo ni Cap de Long ni Lac d´Aumar, por lo que esta parte ha de ser ya de día, ¡quiero verlo! 50 kms y 1.700 metros de desnivel antes de llegar de nuevo al coche. Si hay que comer, se come. Si hay que cambiarse de ropa, se cambia. Y si hay que descansar, se descansa.

- Cuarta parte. Subeybaja al Pla d´Adet, que tampoco lo tengo. 24 kms y unos 900 metros de desnivel. Llego de nuevo al coche y me preparo para rematar la faena.

- Quinta parte y última, subida al Col d´Azet. 11 kms y 785 metros de desnivel. Tras esto, solo me queda dejarme caer hasta el coche y mirar si los números que traigo “de casa” alcanzan los 13.275.

Y todo este amasijo de números, queda plasmado en la “hoja de ruta”:



¿Quién quiere llamar a las puertas del cielo?



EL RETO


Jueves, 12 de mediodía



El estridente sonido del despertador resuena en una calurosa mañana de final de junio. Después de haber trabajado el miércoles por la noche, casi 6 horas de sueño se ven interrumpidas por el aviso de que es hora de levantarse. El sueño, o quizás la pesadilla que estaba teniendo, iba sobre ciclismo. Estaba pedaleando subiendo un puerto, y cuando llegaba a la cima y lo bajada, resulta que tenía otro por delante. Y así indefinidamente.

Sudoroso por el esfuerzo que ni siquiera el aire acondicionado pudo refrescar, me incorporo, contento porque el mal sueño terminó. Camino por el pasillo, preguntándome el motivo de lo que soñé. Quizás haya algo de cierto, quizás no fuera una pesadilla sinó una premonición, quizás....

Súbitamente, al entrar en el comedor, me encuentro este panorama:


Entonces, todo cobra sentido. Estoy a punto de emprender una aventura gigantesca, tan enorme que me es imposible abarcarla en su totalidad. La pereza que me quedaba desaparece de golpe y la motivación hace que las pulsaciones suban.

Es hora de empezar la función!

Preparo con esmero todo lo que voy a necesitar. Cargo en el coche el colchón, el saco de dormir, almohada, hornillo,... Y también preparo la nevera con comida, muuuucha comida:


3 bocadillos de tortilla de jamón y ajo, 2 tuppers con pasta al bacon, bollería para los desayunos, zumos, cacaolats, refrescos, pasta y albóndigas de lata...... por falta de comida no será!

Poco antes de las 4 de la tarde me pongo en marcha. El GPS me da algo menos de 4 horas de viaje. Hasta Barbastro muy monótono, mucha autovía y calor. Luego hasta Ainsa algo más entretenido, y a partir de Ainsa adentrándome en el Pirineo.

El Túnel de Bielsa está en obras y solamente se circula en un sentido, por lo que al llegar hay que esperarse un rato en el semáforo. Una vez lo paso, el ambiente soleado que me acompañó hasta ahora se torna en nubes y niebla. Y fresco! Creo que voy a dormir bien con este fresquito.

Un poco más abajo del túnel, en la explanada donde antiguamente estaba el puesto fronterizo, paro para prepararme la cena. Son cerca de las 7 de la tarde y quiero acostarme muy pronto.


Doy buena cuenta de un tupper enterito de pasta para salir mañana con el depósito bien lleno. Pero sin atiborrarme demasiado, cosa que haría que me resultara difícil dormir.

Bajo hasta Saint-Lary y voy a buscar el sitio idoneo para aparcar y montar el campo base. Este punto es importante, ya que el coche va a estar ahí 2 dias sin moverse. Debe ser un sitio donde minimize los kilómetros a pedalear en las transiciones a los diferentes sectores de la etapa. Y un sitio no solitario, para no llamar la atención. A un par de kilómetros de Saint-Lary, dirección Arreau, encuentro el sitio adecuado:


Justo al lado de la carretera general, frente a unas casas unifamiliares habitadas y donde hay un par de coches más y se ve movimiento de gente. Además, al lado mismo de la rotonda que va al Col d´Azet, al Col de Lançon y al Pla d´Adet.

Bién, pues ya tenemos el escenario, y ya tenemos al actor. La función puede empezar!!!

Son casi las 8 de la tarde cuando cubro todos los cristales del coche y me meto en el saco. Hace fresquito, y ya a estas horas apetece estar calentito dentro del saco y con la cremallera medio subida. Por delante, 8 horas para dormir. Pienso aprovecharlas bién, pues no sé cuando volveré a hacerlo. Al momento me duermo, tan profundamente que ni siquiera puedo soñar. Mejor así, la pesadilla empezará cuando suene el despertador. Y será real.





Viernes, 4 de la madrugada


Nuevamente, es el despertador del móvil el que marca el inicio de este capítulo. Las 4 de la mañana era la hora prevista para empezar esta locura. Tras haber dormido estas 8 horas del tirón, llega la hora de ponerse "a disfrutar". O, al menos, esa es la intención!

Desayuno unas napolitanas con chocolate, me bebo unos zumos multifrutas y finalizo con una par de minibriks de cacaolat. La temperatura en el exterior es de 12ºC, no me extraña que durmiera tan bién dentro del saco. Me visto con ropa de verano, y encima me pongo un culotte largo de invierno y una chaqueta de windstopper. Un pequeño zurrón de tela va a la bolsita bajo el sillín, y cuando haga calor meteré dentro la ropa de abrigo y a la espalda.

Cargo 2 bocadillos en la bici, me pongo el frontal, las luces rojas traseras de la bici, reflectantes, gafas con cristales "de noche",...

A las 5 de la mañana, empiezo sin saber cuándo acabaré. Por delante, una etapa de más de 400 kms con 15 puertos, prácticamente todos de primera categoría. Puertos míticos, con renombre, puertos que a todo el mundo le suenan.

Bajo el frio de la noche, cercano el amanecer, paso por Guchen, donde esta preciosa fuente llama mi atención.


No tardo en llegar a Arreau. Aquí en el puente sobre la Neste d'Aure. Empieza ya el primer puerto del dia, el Col d´Aspin.


Con las primeras luces, observo con gran alegría que el cielo está tapado. Como para hoy daban sol, no temo por la lluvia, y cuanto más rato tarden las nubes en irse, menor mi exposición al sol, que es una de las cosas que más temo en esta etapa.


Veo en lo alto la cima del Aspin, y me da la impresión que estas nubes se van a deshacer muy pronto.



Muy espectacular la capa de nubes, todas exactamente al mismo nivel, cubriendo completamente el Vallée d'Aure.


Llegando arriba, puedo observar casi la totalidad de esta subida. Con el fresco de la mañana, lo he subido la mar de bién. Éste apenas pasará factura y, aunque todo suma, este sumará poquito cansancio.


En la cima del Aspin, solamente 9ºC. A estas horas no hay vacas, están un poco más arriba en la ladera. Seguro que luego, más tarde, bajan. No pueden faltar!


Toca un frio descenso para ir a buscar el Tourmalet. Aguantar, nubes, aguantar...


Los llanos de Payolle marcan el final de la bajada fuerte. A partir de aquí la bajada se modera.


Llego a Ste-Marie-de-Campan. Éste es uno de los hoteles más conocidos en el mundillo cicloturista, el "Hotel des deux cols". Aquí me alojé en mi primera ruta alforjera, hará ya unos 15 años. Nunca se me olvidará.


Y aquí la iglesia y la fuente que marcan el inicio del Tourmalet. Son las 7.20 de la mañana, a estas horas no espero encontrar mucha gente.


Los primeros kilómetros son bastante fáciles. Siempre con casitas a los lados dándole un aspecto más "urbano".


Es a partir de Gripp cuando empiezan los kilómetros a más del 8%, ya no bajará la pendiente hasta el final.


La zona del bosque ya nos pone las piernas a tono y el esfuerzo requerido es notable.


Una carretera perfecta no tarda en sacarme del bosque acercándome a paisajes da alta montaña.


El cielo se empieza a abrir mientras remonto el Vallée de Gripp.


La subida es dura, no en vano es el puerto rey de los Pirineos.


Emergiendo sobre la nube, veo la antena del Pic du Midi. Es un momento intenso, recuerdo como Pedro (gamoniteiro) me contó apenas hace 10 dias su intención de subirlo con su MTB. Aquí lo tienes, flotando en el cielo.


Muy abajo queda el Vallée de Gripp y yo estoy en la zona de las galerías, tramo duro y desmoralizador pues es casi todo recto y nunca acabas de llegar al final.


Viene ahora un kilómetro al 10% de media, que me dejará en las puertas de La Mongie, enorme complejo turístico y estación de esquí.



El sol aparece, amigo y enemigo a la vez. Por suerte, aun voy de largo y sólo debo ponerme crema en la cara. Intentaré aguantar de largo lo máximo posible!


Las duras rampas de La Mongie me acercan un poco más a la cima.



Los burros y "el burro" fotografiándolos. Si es que animales somos todos...


Tourmalet en estado puro. Por algo es el más mítico. La cima, allí arriba.


La Mongie y las capa de nubes ya quedaron atrás hace rato.


Cansa subir esto, pero con estos paisajes ni te das cuenta.



Dentro del último kilómetro, puedo ver el trazado de toda la subida desde La Mongie.


Esta es la sensación que se tiene cuando estás a punto de coronar el Tourmalet.


Conseguido! El Tourmalet por la vertiente este ya está en el zurrón. Unos estupendos 15ºC me vaticinan una bajada muy agradable así bién tapadito.



Cuando encaro la bajada hacia Luz, me encuentro con esto.


Impactante imagen. En el descenso voy a tener que entrar de nuevo en la capa de nubes.


Pero, como vemos, la capa es fina. No me da tiempo ni a mojarme con su humedad, la atravieso en un plis.



Una vez atravesada esa capa de nubes, el descenso continúa, de nuevo sin sol y con más fresquete. La cosa va bién!



En Barèges paro en esta fuente a recargar el bidón. A pesar del fresco, voy bebiendo mucho, sin llegar a tener sed. Una deshidratación me hunde el proyecto con total seguridad.


Una vez en Luz-Saint-Sauveur, punto final del descenso del Tourmalet, busco una boulangerie. Me compro unos "pains au chocolat" y un par de latas de cocacola. Intentaré aguantar los 2 bocadillos el máximo tiempo posible, y mientras vaya encontrando tiendas me iré avituallando en ellas. Los bocadillos, para las emergencias.


Con la bolsa de la comida en la mano, atravieso el pueblo de Luz en bajada hasta llegar al rio, a la Gave de Gavarnie, donde voy a atacar el tercer puerto de la etapa, la subida a la estación de esquí de Luz-Ardiden. Los 15-16ºC de temperatura se han mantenido desde que entré en las nubes hasta ahora. No me puedo quejar, la cosa va viento en popa... de momento!




Viernes, 10 de la mañana



Tras dar buena cuenta de las pastas y las cocacolas, me dispongo a afrontar la tercera gran ascensión de la etapa, la subida a Luz-Ardiden. Los claros van ganando terreno rápidamente a las nubes, ya se veía venir...


El pueblo de Luz-St-Sauveur ofrece este aspecto a estas horas de la mañana.


La subida a esta estación de esquí está plagada de curvas de herradura. La carretera, como viene siendo habitual en estos puertos importantes, está en perfectas condiciones.


Entrando en el pueblo de Grust, esta pancarta me recuerda que dentro de muy pocos dias pasará por aquí el Tour de Francia, en la etapa que termina precisamente donde yo estoy subiendo, en la estación de esquí de Luz-Ardiden.


Empiezo a perder de vista el pueblo de Luz. Ahora ya no pasaré por más nucleos habitados. Se hace el silencio, únicamente roto por el ruido del tractor que trabaja el campo.


Llego a la zona más pelada, los últimos kilómetros, y parece que voy a adentrarme de nuevo en la niebla.


En esta parte, las nubes vuelven a tomar protagonismo. La carretera se retuerce para ganar altura sin excesiva pendiente. No se hace incómodo este puerto.


Al rato, tengo a la vista el final. Por muy poquito me voy a escapar de las nubes!


Final de la ascensión. El tercer puerto del dia ha sido coronado, y como sigue haciendo fresquito el desgaste sigue siendo mínimo.


Desde lo más alto, espectacular el trazado de la carretera.


Bajando, las nubes se han ido muy deprisa. En el pueblo de Grust ya luce el sol plenamente.


Un descenso donde sobrepaso los 70 km/h, animado por este dia tan espectacular que está quedando.


De tanta nube, solamente quedan los restos. A partir de ahora todo va a ser sol, y calor. El pueblo de Luz luce de postal.


Llegando a la iglesia de St-Sauveur, paro para quitarme ropa. Fuera el buff, fuera la chaqueta de windstopper, fuera la camiseta térmica y fuera los pantalones largos. Cambio los lentes de las gafas, quito los claros y pongo los de sol. Me echo a la espalda el zurrón con toda esa ropa y busco una fuente para repostar.


En el Pont Napoleon, de 63 metros de altura sobre la Gave de Gavarnie y mandado construir por Napoleón, que acostumbraba a venir a las termas de St-Sauveur, empieza para mi la zona desconocida.



Voy a descubrir 2 joyas del Pirineo: el Port de Boucharo y el Cirque de Troumouse. Montaña en estado puro y salvaje. Estoy muy animado pues este es el momento que más ansiaba. Y de cansancio ando bastante bién. Así pues... al ataque!!!



Viernes, 12:20 de mediodía


Con muchísimas ganas e ilusión, voy a empezar a subir el puerto más largo y más alto de toda esta aventura, el Port de Boucharo, que me ascenderá hasta los 2.270 metros de altura... una burrada! Es tan largo que lo dividiré en 3 sectores, uno primero hasta Gedre, otro hasta el pueblo de Gavarnie y el último sector ya hasta el final.

El primer sector, hasta llegar a Gedre, no se separa un ápice de la Gave de Gavarnie, siempre vamos con el rio al lado.


Sensación refrescante ahora que la mañana se ha vuelto tan soleada y calurosa.


De vez en cuando, si ningún monte nos lo tapa, vamos observando las cumbres, los picachos que hacen frontera con Huesca.


Una subida preciosa ya desde el mismo inicio, y bastante tranquila al ser viernes. Me lo estoy pasando muy bien!


Llego a Gedre y encuentro una tienda de alimentación. No dudo en comprarme una caja de galletas de chocolate y 2 latas de cocacola. Mantengo intactos los 2 bocadillos, eso es muy bueno para mi. Aprovecho también esta fuente para beber y repostar el bidón.



Voy a por el segundo sector, de Gedre a Gavarnie. Gedre queda abajo bién pronto.


Sigo sin separarme de la Gave de Gavarnie, aunque ahora observo que el agua baja con más furia.


La nieve se deja ver, señal que la altitud es ya considerable. Y hasta ella debo llegar!



Entro en el pueblo de Gavarnie, donde cobran a los coches por aparcar. Ahí sí que tienen montado un buén negocio, jeje. Pero no lo veo mal del todo, es una forma de preservar el entorno natural.


Salgo de Gavarnie ya con todos los dosmilesymucho esperándome. A por ellos!


Una enorme estatua de nuestra Señora de las Nieves intenta abrazar, desde lo alto, el pueblo de Gavarnie.


Mirando adelante, la carretera parece querer pasar por sitios imposibles.



Pero pasa... vaya si pasa! Y con duras cuestas ya por fin me está haciendo padecer.


Muy duro esta última parte de ascenso. Además el estar a tanta altitud también se nota. Pero nada, bajaremos aun más el ritmo, por decir algo, y seguiremos escalando.


Es el momento del orgasmo de tonos azules y verdes. Es el mejor momento del reto. Es el momento en que el reto deja de ser reto, y estar aquí ya es el único objetivo de todo. Me olvido de los kilómetros, de las horas y de los desniveles. Me olvido de todo, excepto de lo que veo:



...


...


...


...


Estoy a punto de llegar al Col de Tentes, punto donde se termina la carretera para los coches pues unas enormes piedras impiden su paso. Hay un párking y no demasiada gente.



Desde el Col de Tentes, los últimos metros de la ascensión.



Le Taillon, de 3.144 metros, domina con autoridad esta zona fronteriza.


Por la derecha va la "carretera" solamente apta para ciclistas o excursionistas que me ha de llevar al Port de Boucharo.


Enormes pedruscos obligan a poner pie a tierra en un par de ocasiones.



Al fondo, el Col de Tentes, y yo que ya estoy en lo más alto, en el Port de Boucharo. Casi a 2.300 metros de altitud. Una pasada!!!


Me asomo para intentar mirar hacia España. Solamente veo montaña y naturaleza salvaje.


En roca viva, esta placa nos indica que estoy pisando zona de patrimonio mundial, los circos y barrancos del Monte Perdido. Eso no se hace todos los dias, jeje.


Yo estuve aquí! Con orgullo lo digo, pués bién sé lo que me costó.


De bajada, paro en Gavarnie a coger agua en la única fuente, que estaba escondida detrás de un autobús y tuve que preguntar a un guarda para que me dijera su ubicación. Es que sin agua no podía seguir. Al lado de la fuente, esta pequeña mesa de piedra nos indica que por aquí pasa el Meridiano de Greenwich.


Bien bebido y bien contento por lo vivido, debo descender de nuevo hasta Gedre para ir a por otra pieza de coleccionista: el Cirque de Troumouse. Esta última subida, tanto por su dureza, longitud y el calor soportado, sí que ya ha hecho mella en mi. Empiezo a estar cansado, pero las ganas de "descubrir" siguen intactas. Y mientras haya ganas, habrá fuerzas... o eso espero, jejeje.



Viernes, 15:40 de la tarde


Tras haber disfrutado como un enano del Port de Boucharo, desciendo hasta Gedre, donde justo antes de entrar en la población me desvío a la derecha para ir a disfrutar de otro espectáculo: el Cirque de Troumouse. Una subida más agreste y salvaje si cabe que la anterior, pues en ningún momento pasa por pueblos ni nada parecido.

Al inicio, el Valle de Heas aun es abierto. El calor y el cansancio que se ha ido acumulando a lo largo de la etapa empiezan a pasar factura. Cuesta avanzar.



Pronto se cierra todo, aunque la carretera no se separa del curso de la Gave de Heas. Carretera rugosa y complicada.



De nuevo, pasado ese tramo angosto, puedo volver a coger aire. Las cumbres nevadas vuelven a aparecer ante mi, y de nuevo voy a tener que llegar a ellas. Se me antoja tarea complicada, pero voy a intentarlo.


Paso por el peaje. Un poco cutre, como podeis ver... pero peaje al fin y al cabo. Ese bar al lado del peaje es lo más civilizado que uno se encuentra en esta subida.



El pico Le Cot, con 2.138 metros, parece ser un obstáculo infranqueable, pero la carretera hábilmente lo sortea para subir casi casi tan alto como él.


La vista de estos picos, con el aspecto de querer abalanzarse sobre mi, producen una sensación inquietante.



Cascadas caen por todas partes. Paro el mp3 y dejo que el sonido del agua me acompañe durante estos kilómetros.


Impresionante subida. Se me está haciendo más dura que el copón, pero es nuevo para mi y ya se sabe, la curiosidad...


Llego a este mínimo descanso, incluso con una bajadita, que me conducirá al Refugio le Maillet, ya a más de 1.800 metros.



Ahí tengo el refugio y la mínima bajada. Preciosa imagen, creo que de las mejores que me he traido de este viaje.



A partir del refugio, la carretera aun se vuelve más difícil. Las cuestas son muy importantes y empiezo a pasarlo mal. El sol y la altura no perdonan.


Atrás quedó el refugio. Pienso en la parejita de moteros que había tomandose unas cervezas bajo la sombrilla y, aunque no bebo alcohol, les envidio... ¿Qué pensarán ellos de mi? ¿Me envidiarán? Yo diría que no, jejeje.


El Pic de Bouneu y el Pic de Gabiedou, de 2.800 metros y frontera con Huesca, observan impertérritos mi esfuerzo. Ellos llevan miles de años ahí y ni se inmutan por mi presencia. Yo acabo de conocerlos y estoy fascinado.


Aun desde aquí puedo ver el refugio... que lejano queda ya! Los moteros acabaron la cerveza y me pasaron hace un rato, aun llegaron arriba antes que yo!



El último kilómetro se hace eterno. No quiero pensar en que el próximo puerto que me toca vuelve a ser el Tourmalet. No quiero.... pero no puedo evitarlo.


Pero olvidemos el futuro y centrémonos en el presente, ya que esto es para disfrutarlo. Tengo la sensación que me estoy acercando a algo...


Detrás de esa curva se nota que se acaba la subida. Vengo sin haber visto fotos... ¿Cómo será el Cirque de Troumouse?



Espectacular!!! Así tan humeante parece la puerta de entrada al infierno! Es una gozada, aparco la bici y me siento un rato en la hierba. El termómetro marca 28ºC aquí arriba, a más de 2.080 metros de altitud. Eso es calor!


He subido tanto hoy, que estoy a punto de tocar el cielo.


Toca bajar. Busco una fuente y la encuentro en la central eléctrica que hay entre Gedre y Luz-St-Sauveur. Bebo agua abundantemente y con calma me voy a dejar caer hasta Luz, donde empezará el temido Tourmalet vertiente oeste.



Último vistazo hacia atrás. Hasta aquí, todo ha sido gozar. A partir de ahora, las cosas van a cambiar.




Llego a Luz un poco antes de las 6 y media de la tarde. Es buena hora para volver a la pastelería de antes a comprar más comida. A esas horas ya no les quedan "pains au chocolat", pero sí que tienen unas tartas de manzana que están de muerte. Me pido dos!!! Y también 2 cocacolas, hoy la cafeína no está arrestada, tengo que permanecer despierto muchas horas todavía.

Con mi bolsita de comida y mis cocacolas en los bolsillos, me vuelvo a montar en la bici intentando no pensar en el monstruo. El coche queda lejos, debo superar el Tourmalet y la Hourquette d´Ancizan para llegar a él y completar el primer sector. Y la tarde pronto caerá...

Llega el ocaso, y no hablo del sol....



Viernes, 18:20 de la tarde



No deja de sorprenderme el poder que ejerce la mente sobre el cuerpo. Mientras iba descubriendo zonas inéditas para mi, el cansancio estaba pero en segundo plano. Ahora, que para completar el primer sector me quedan 2 puertazos que me conozco casi de memoria, la fatiga aparece por cada poro de mi piel.

Con todo, empiezo muy dignamente este Col du Tourmalet en dura subida ya desde el mismo Luz-St-Sauveur.


Los primeros kilómetros los aprovecho para ir comiendo las tartas de manzana y bebiéndome las cocacolas. Así me voy entreteniendo un poco y no pienso en lo que se me avecina. Son 18 kilómetros de subida donde debo salvar un desnivel de 1.431 metros.... como para no pensar en ello!



Son más divertidas las curvas que las largas rectas que también hay, y que te minan la moral, la poca que queda con este dolor de piernas que arrastro.



Por tanto, fotografiemos curvas! jejeje



Llego a Bareges, punto de referencia y primer semiobjetivo de este largo ascenso. Nada más llegar, este hotel me trae gratos recuerdos. Es donde me alojé en mis "100 puertos en Pirineos", otra aventura que nunca olvidaré. Aquel dia, llovía. Hoy el sol, a punto de esconderse, sigue siendo protagonista.



Esta larga recta atravesando Bareges hace exprimir mis maltrechas piernecitas. Además, en las terrazas de los bares hay gente y eso hace que suba con algo más de alegría de la recomendable en mis circunstancias.



Salgo de Bareges, vuelvo a imponer mi ritmo cansino, y ya encaro la segunda mitad de puerto.



El Tourmalet a contraluz ofrece una sensación de paz muy agradable.



Están arreglando algunas curvas, se nota que pasará el Tour dentro de muy pocos dias por aquí.



El ganado, que ya estaba a primera hora de la mañana cuando bajé, sigue comiendo. Eso sí que es vida!



La subida se eterniza, más largo que un dia sin pan!



El Pic du Midi me observa... es posible que por la mañana fuera yo el primero que vió subir, y ahora será también al último que lo suba hoy. Lo tengo confundido, jeje.



Las sombras empiezan a cubrir la carretera. En la cumbre, el sol aguantará un rato más, hasta permitirme coronar.



No pierdo de vista el Pic du Midi. Algún dia, quién sabe cuando, habrá que subir hasta él.



Enorme el Tourmalet, incluso al atardecer.



Me acerco a los últimos kilómetros, no ha ido tan mal como pensaba. Estoy cansadísimo, no lo negaré, pero pensé que sería peor.



Entro en el último kilómetro y me dispongo a afrontar las rampas más bestias de todo el puerto.



El final a más del 10% me hace llegar jadeante a la cima.



Desde arriba, qué mejor sitio para coger un poco de aire... si aquí tengo todo el que quiero!



... y, por segunda vez hoy, hacerse la foto.



En la cima, unos 15ºC muy agradables que me hacen decidir a bajar aun de corto. Así aprovecho al máximo la poca luz que queda y hago el descenso más cómodamente. Lo que sí hago es volver a poner los lentes claros, guardándome ya los de sol. Y es que, como vemos, la vertiente que he de bajar se sumerge en la penumbra.



Me despido del Tourmalet, pues bajaré del tirón hasta Ste-Marie-de-Campan. También me despido del sol. Espero volver a verlo mañana... si sigo vivo! jejeje



Llego a Ste-Marie-de-Campan a las 21:10. No sé exactamente a que hora anochece por estas latitudes, pero no creo que falte mucho.



La emprendo con los primeros kilómetros del Aspin, que luego abandonaré para desviarme por la Hourquette d'Ancizan. Cartel conmemorativo del Tour de Francia. Estamos en zona Tour!!!



Aun da el sol en las montañas, lo que me anima a apretar un poco para llegar lo más lejos posible de dia.



En este puente, sobre l'Adour de Payolle, abandono la carretera del Aspin y me voy a por la Hourquette d'Ancizan.



Muy rápido, anochece. Antes de empezar la subida, paro a ponerme de nuevo toda la ropa de invierno. Estamos a 13ºC pero con una bajada tan larga como la del Tourmalet y de corto, he cogido algo de frio y ya no me lo quito de encima. Pongo también las luces y me como un bocadillo. Empieza mi calvario particular.



No tarda en anochecer completamente. Es una noche espesa, estamos en luna nueva y la oscuridad es total. Así como se hace de noche, llega mi zozobra. No llevo ni 2 kms de puerto que ya me doy cuenta que eso yo no lo subo. Debo parar, reposar un poco, y seguir. Me arrepiento de no haberme comido el bocadillo antes, de aquí a que me haga efecto pasará un buen rato...

Entre parada y parada, voy haciendo camino. El tiempo pasa muy rápido cuando vas tan lento. A ratos, grupos de vacas jalonan la carretera. Al enfocarlas con la ténue luz de mi frontal, sus ojos brillan verdosos. A mi paso, levantan la cabeza y dejan de comer, siguiendo mi camino. Puede parecer una chorrada, pero con ellas a mi lado me siento acompañado. Cuando estás tan al límite, las sensaciones son diferentes.

Llega la pequeña bajada que hay, cosa que maldigo porque luego deberér volver a ganar ese desnivel. Con mucho apuro, y no se a que hora, consigo coronar. Menos mal, ahora ya es todo cuesta abajo hasta el coche, donde comeré en condiciones y estaré a cobijo y caliente.

En la cima, solamente 8ºC. Y yo, a pesar de la subida, llego con sensación de frio. Malo malo!

Inicio el descenso y noto con horror que la carretera está tan botosa como siempre pero además hay muchas zonas de gravilla. Es imposible correr a más de 20 km/h, porque el frontal alumbra una mierda y tengo que ir tirando de freno con las manos medio agarrotadas.

A media bajada, pinchazo. No por favor... ahora no... en cualquier momento menos ahora! El desánimo cunde. Estoy helado y con escasa luz. No me veo capaz de repararlo, pero no tengo otra alternativa. En esa carretera no pasa nadie, ni pasará. Con mucho cuidado de no perder nada, voy sacando todo lo necesario y apilándolo en el mismo sitio, para no desperdigarlo y perder cualquier cosa. Me pongo manos a la obra. Es la rueda delantera. Me acuerdo cuando, anteayer, quité la cubierta delantera "irrompible" que llevé a Gredos y puse esta otra más ligera, para quitar peso. Porqué se me ocurriría!

Se me acaban las pilas del mp3 y, aunque llevo de recambio, paso de liarme también con eso. En el negro silencio de la noche, se oyen tantos ruidos... ramas que crujen, unas lejos otras detrás mio mismo. Algunos cencerros del ganado, lejanos pues estoy en zona de bosque y no de pastos. Si levanto la cabeza y el frontal expande su luz, se ven ojos. Ojos que desaparecen al enfocarlos, y otros que aguantan la mirada. Por qué cojones se me ocurriría ir a ver "insidious" la semana pasada...

Con cada crujir de rama, más prisa me doy. Cambio por fin y reemprendo el descenso. A los 10 minutos, vuelvo a pinchar. Eso ya me hunde del todo. Y el móvil en el coche... Supongo que quedó algo dentro y ha vuelto a pinchar, maldita sea mi suerte. Yo solo pienso en llegar al coche, necesito comer y calentarme, es puro instinto de supervivencia. Saco la segunda recámara y la cambio. Me pongo a meterle aire y eso no se infla. Está pinchada!!!!!

Era una recámara que voy arrastrando igual hace más de 2 años.. como no pincho nunca! Se habrá pinchado de desgaste, la pobre, de estar en la bolsa. Ya solo me queda la opción de los parches. Me pongo a buscar el agujero, lo encuentro, saco la cajita de parches y... el pegamento está más seco que la mojama. Ahora es cuando maldigo a voz en grito y a lo lejos se oyen perros ladrar. ¿Por qué me tiene que pasar esto?

Solamente tengo 2 opciones, bajar pinchado o bajar andando. Y tal como está la carretera, de botes y gravilla, bajar pinchado es ostiarme en la primera curva. Así que toca caminar. No se cuánto habría hasta el pueblo de Guchen, supongo que unos 5 o 6 kms. No he vuelto a mirar el reloj, ni volveré a hacerlo en toda la maldita noche. Al llegar a Guchen, me quedan unos 4 o 5 kms hasta el coche, llanos y por mejor carretera. Estos ya los hago montado. Tengo mucho mucho frio...

Llego al coche, aparco la bici en un árbol delante del coche y me meto dentro. Calor... necesito calor. Poner el coche en marcha no es buena idea, pues estoy justo delante de casas habitadas y a esas horas un coche al ralentí como que no. Por tanto, me meto dentro del saco.

Este es el resultado del primer sector del reto, no me extraña estar tan cansado.




Con el saco hasta el cuello, me saco un tupper de pasta con bacon y me lo zampo. Me bebo unos zumos, unas latas de refresco, un poco de pan...

Pienso en la bici pinchada ahí fuera, y la sola idea de salir del saco me horroriza. Pero habrá que hacerlo... hay que ir a por el segundo sector! Lo que pasa, es que dentro del saco se está tan a gustito...

Me lo pienso demasiado y noto que la cabeza se me va. No quiero dormirme!!! ¿No quiero? No se... la duda es mi perdición. En la calle, 12 ºC. Y yo, dentro del saco con la ropa de la bici, como un turrón. Se me empieza a nublar todo, las luces rojas parpadeantes de la bici en la calle cada vez son más pequeñitas, y el abrazo de Morfeo ya me ahoga.

Es el fin, sé que si me duermo ya no seguiré con el reto...



Madrugada del sábado



A una hora indeterminada de la madrugada, el ruido de un camión me sobresalta. Aturdido, me revuelvo dentro del saco, sin saber durante unas décimas de segundo dónde estoy. Pero, al momento, lo recuerdo todo. ¿Qué ha pasado, me he dormido? ¿O simplemente he estado ausente unos minutos? No tengo ni idea del rato que he pasado ahi medio sentado en el coche y tapado con el saco hasta las orejas.

De pronto, recuerdo que dejé la bici en la calle. Me abalanzo sobre el cristal y con alivio veo las lucecitas rojas intermitentes que siguen parpadeando como si nada de esto fuera con ellas. Ufffff, respiro aliviado.

El susto, me ha acelerado el corazón y eso hace que mi cuerpo se active. Sin pensármelo dos veces, sin ni siquiera pensármelo una vez, salgo del coche, desmonto la rueda delantera pinchada y me vuelvo a meter en el coche con ella. Luego, desmonto la cubierta, la limpio bién con un trapo, la repaso por dentro y por fuera, y pongo una recámara nueva. Pero ésta, nueva de verdad, de las que no han visto mundo todavía.

Salgo del coche, monto la rueda y con la mancha de pie le meto presión a tope. Aprovecho y meto presión también a la rueda trasera, y le doy un poco de aceite a la cadena y a los ejes del desviador. Ya está la bici a punto! ¿Lo estoy yo también?

Aprovecho este estado de semiexcitación para decidir salir a por un sector más. A pesar de tener los espaguettis aun en el estómago, voy a desayunar. Pastas de chocolate y cacaolat. Además, cojo otro bocadillo y lo adoso al cuadro de la bici, por si acaso...

Haré el segundo sector que tengo en el libro de ruta. Así voy manteniendo los planes. Y hasta donde llegue. Es un sector "largo", para todo lo que llevo enima. Unos 80 kms y 4 puertos, aunque solamente uno será de primera, el Peyresourde desde Borderes-Louron.

Empezaré con la subida al pueblo de Lançon. Una subida que resulto no ser una, sinó dos, cosa que yo desconocía. Bueno, más desnivel acumulado del previsto, miremos el lado bueno!

En primer lugar, hay una dura subida hasta el pueblo de Grailhen. Me lo tomo con muchíiiiiiisima calma. Desde arriba, puedo ver las luces de Saint-Lary y también las de lo alto del Pla d'Adet, una subida que también está en la lista del Reto.


El pueblo de Grailhen me ha provocado un buén sofocón, y que se me quite el sueño de las orejas.



Tras Grailhen, viene una bajada que me mosqueó mucho, pues no la tenía prevista, y luego reemprende la subida hasta el pueblo de Lançon. Llego a este pueblo cuando empieza a clarear.



Pasado el pueblo, el Alto de Lançon. Lo más difícil está hecho, conseguir arrancar de nuevo y subir un puerto más sin necesidad de parar por agotamiento.



Luego tengo una fresca bajada hasta Borderes-Louron, donde empezará el Col de Peyresourde completito por su vertiente oeste. 14 kilómetros de puerto, casi nada!



Voy subiendo con muy malas sensaciones, mientras el sol empieza a dar en lo alto de las montañas.



Por suerte, no pillaré sol en esta subida, solamente en el final que ya es más despejado y a gran altitud.



El Lac de Genos permanece en la sombra, igual que yo, aunque poco nos queda para que el astro rey nos dé de pleno.



Acercándome a la cima, se presume otro dia soleado. Es lo que estaba previsto, y se ha cumplido.



Corono este Col de Peyresourde con muchísima fatiga, tanta que doy por sentado que en el siguiente puerto no voy a poder.



Los 5 kms de bajada que tengo por delante, hasta llegar al cruce de la carretera que sube a Les Agudes, en absoluto me sirven para desansar y recuperar. En 6 minutos no se descansa nada de nada...



Así pués, empiezo la subida a Les Agudes completamente hecho polvo. Veo por delante el pueblecito de Gouaux-de-Larboust, por el que deberé pasar.



Pasado ese pueblo, ya no puedo más. Hay una parada de autobús y paro, me siento en el banco y me como el bocadillo entero. No me queda mucho para coronar, pero las piernas han dicho basta. Reposo un buen rato y decido terminar esta subida, volver al coche y dar por terminado el Reto. Arranco, muy despacito...



Llego a lo alto de la estación de les Agudes. El paraje es precioso.



Unas vistas de la última parte de la subida. Me relajo un poco con ellas. Ahora vienen 6 minutillos más de bajada, rapidísima ella, y de nuevo a subir el Peyresourde. Aunque en esta ocasión solamente serán 5 kilómetros, le temo más que a una vara verde!



El bocadillo me dió sed, y en el pueblecito de Gouaux paro a coger agua. Cuando veo fuentes así de bellas, me da como más gusto beber de ellas.



Voy penando en esos 5 kms del Peyresourde. Nunca pensé que este puerto se me fuera a atragantar tanto. Hoy, se me atragantó por los dos lados, jeje. A pesar de no hacer frio, casi puedo decir que esos 5 kms han sido de lo peor de toda la aventura vivida hasta este momento. El pueblo de Portet-de-Luchon observa mi particular via crucis.



Veo el final ahí arriba, me faltan 3 kilómetros y se me viene el mundo abajo. Esto, realmente, es sufrir sobre la bicicleta. A pesar de todo, no me arrepiento de estar aquí. No tengo prisa, no hay horarios, puedo parar el tiempo que quiera.



Me pasa un ciclista, que seguro que va más fresco que yo, y me doy cuenta de lo pequeñitos que somos frente a la montaña.



En el último medio kilómetro, sacar esta foto es una excusa perfecta para volver a parar.



Las curvas de herradura del final. ¿Llegaré a la cima por fin? Vaya ganas que tengo!



Corono con gran alivio. La crepería de la cima ya está abierta. Yo necesito cocacola casi más que el aire que respiro, pero aquí no voy a parar. Bajaré hasta Borderes-Louron, donde conozco una tienda que ya en un par de ocasiones me ha servido de punto de avituallamiento.



Entonces, me lanzo en una bajada de 20 kms hasta Arreau. Esta vez sí que la bajada es larga y quizás pueda recuperarme.



El Lac de Genos ahora ya luce magnífico.



El hecho de pensar que la bajada larga puede hacer que recupere fuerzas, hace que, en efecto, recupere fuerzas y, consecuentemente, moral. Llego a Borderes-Louron y paro aquí a avituallarme.



Esta tienda es la tercera vez que me salva. Le haré propaganda gratis en agradecimiento.



Las cocacolas son elixir que me devuelve la vida. No sé si fueron ellas o fue otra cosa, pero me animo mucho y noto una franca mejoría en mi pedaleo. Paso por Ancizan y reposto agua, aprovechando para retratar su iglesia.



Acercándome al coche, paso por Guchen. ¿Os recuerda algo esta fuente? Es la misma que sale en la primera foto del Reto, pero ahora de dia.



La carretera general pasa rozando la esquina de la iglesia de Guchen.



A punto de llegar al coche, veo en lo alto el Pla d'Adet, una subida muy temible y que tengo en la lista de "debe". ¿Alcanzaré su cima hoy? La necesito para completar el Reto...



A las 11 de la mañana, llego de nuevo al coche. El desnivel acumulado ya supera los 10.000 metros y estoy mucho mejor ahora que cuando empezé de madrugada este segundo sector que ahora termina.

También me anima mucho saber que ahora iré ligerito. La ropa de abrigo se queda toda ya en el coche, al igual que las luces. Bocadillos para amarrar al cuadro de la bici ya no me quedan, así que menos peso también. Y los sectores que me faltan son más cortos. Todo se me pone a favor, y eso me anima aun más.

Una vez me he quitado la ropa y quedo de verano, me como una ensalada de pasta con atún, me tomo un par de latas de refresco y decido ir a por el sector más fácil de los 3 que me quedan: la subida al Col d'Azet. Por delante, 11 kms de subida sin descanso y cerca de 800 metros más de desnivel.

Cuando salí en el segundo sector tan mal, terminé muy bién. Ahora que salgo tan animado y tan bién... ¿qué sucederá?




Sábado, 11:10 de la mañana



Con mucho optimismo y mayores ganas, salgo de mi pequeña explanada-campo base para atacar el Col d'Azet. Creo que entiendo bién estos ánimos: a partir de ahora, todo lo que venga volverá a ser nuevo para mis ojos, no he subido ninguno de los puertos que me faltan para completar el Reto. El entusiasmo me empuja a avanzar!

Los primeros kilómetros de subida a Azet ya son de gran dureza. Carretera por dentro de bosque y llena de gravilla en muchos tramos. El Pla d'Adet es omnipresente, siempre está a la vista... ¿será eso una señal del futuro?


Carretera completamente engravillada en muchos tramos, hasta pasar el pueblo de Estensan.



Pero antes, cruzaré el bellísimo pueblo de Sailhan, bajo la atenta mirada del Pla d'Adet.



Llegando al pueblo de Estensan, empiezan a aparecer señales cada kilómetro con el porcentaje de la pendiente que viene. El más suave es al 7%, cerca del final. Es un puerto de gran dureza!



Preciosa subida a este Col, pirenaica 100%.



Abajo ha quedado Saint-Lary y puedo ver por completo el trazado de la subida de enfrente, la del Pla d'Adet.



Llegando a Azet, es el momento de pedir fuerzas para completar la etapa.



Pasado Azet, las sombras ya forman parte del pasado. Sol y calor serán la tónica del resto de subida.



Estupendas vistas de Saint-Lary y las montañas de la Reserva Natural de Neouvielle.



El pueblo de Azet, por donde transité hace breves instantes, quedó también abajo.



Azet, Saint-Lary y el Pla d'Adet, todos caben en la misma foto.



Me acerco al final, en una subida dura pero que he hecho muy bién. Nunca hubiera imaginado que con todo lo que llevo podría subir esto así de cómodo.



En la cima, mirando hacia el oeste, hacia Saint-Lary...



...vemos la última parte de la subida, lo más fácil.



Y mirando hacia el este, hacia el Peyresourde. Grrrr, ese nombre, hoy, me produce repelús!



Foto del cartelito, y pletórico me lanzo en un descenso vertiginoso.



Paro en Azet a coger agua de esta fuente que sale del cementerio. El agua de los muertos, a mi, me da la vida.



Al llegar a Sailhan, hay un cruce con 2 opciones para bajar al valle. La derecha, por donde subí, con muchos tramos de gravilla, me llevará al coche directamente. Allí podré reposar, avituallarme de nuevo, descansar un poco... La opción de la izquierda me dejará en la parte alta de Saint-Lary, encarado ya hacia el sector del Reto de los lagos.

La euforia del momento me hace tirar, sin pensarlo, por la segunda. Voy a ir directamente a subir a los lagos sin pasar por el coche. Decisión tomada con el corazón, que no con la cabeza.... y no es éste el momento de permitirse esas alegrías.

Por tanto, empiezo a subir dirección al Túnel de Bielsa siguiendo el curso de la Neste d'Aure.



Como voy sin comida, pocos kilómetros tardo en darme cuenta que eso ha sido un error gravísimo. Necesito comer pues me noto vacio y, la alegría con que subía Azet, ha desaparecido y ahora cualquier cuestecilla se me hace eterna.

Por tanto, en el primer sitio que veo, paro. Es un bar-restaurante. Entro y hay una gran mesa llena de gente comiendo, y nadie en la barra. Se oyen unas risitas por lo bajini, y como veo que nadie atiende, me voy. Cuando salgo, las risas aumentan de tono. ¿Os hago gracia? Pues que os den!

Me monto en la bici y en eso que sale una chica jovencita y guapísima, y me pregunta si quiero algo... Me la miro de arriba a abajo y pienso que quizás sí que sea un buen sitio para pedir un bocadillo, jeje. Le pido un bocadillo de jamón y queso y me siento en la terraza a esperar, en una sombrilla.

Al rato me viene con 2 bocadillos, uno de jamón y otro de queso. Yo había pedido uno... pero ya me está bién así, ya! Le pago, me meto el de queso en el bolsillo del maillot y me voy comiendo el de jamón mientras sigo pedaleando.



En el de jamón me ha metido también lechuga y pepinillo... nunca lo había visto eso! Pero me gusta, oye...

Me termino el bocata y se termina la carretera general. Cojo el desvío para ir a la Reserva Natural de Neouvielle y subir hasta una de las zonas más hermosas del Pirineo. Visitaré varios lagos: Lac de Cap de Long, Lac d'Oredon, Lac d'Aumar y Lac d'Aubert.

Desde el primer kilómetro, esta carretera rugosa y terriblemente empinada se me atraganta. Y son 14 kms hasta el Cap de Long! Voy a pasarlo muy muy mal.



Algunos tramos de bosque me dan tregua de sol. El bocadillo de jamón me dió sed, pero no hay fuentes. Ni una vi en toda la ascensión!



Una carretera que, si vas jodido, es muy desmoralizadora porque cualquier atisbo de cima se ve siempre muy alto.



Voy remontando un torrente, la Neste de Couplan.



Aquí no hay carteles que te digan el desnivel venidero, pero de vez en cuando un mojón te indica la altitud a la que estás y lo que falta para el final. El sol no perdona y yo ya estoy en las últimas.



Llega la zona divertida, la de las curvas. Intento disfrutarlas y voy parando con la excusa de las fotos.



Pronto tengo a mis pies el Lac d'Oredon. La vista del agua, la ausencia de ella en mi bidón y la ausencia de fuentes hace que, extenuado, pare en este punto y llene el bidón con el agua que baja de la montaña, que de esa sí que hay en abundancia.



Una vez he bebido y me he refrescado bien la cabeza, parece que voy con algo más de ánimos y fuerzas. Allí arriba, a la vista tengo la presa del Lac de Cap de Long, primer objetivo de este sector.



La carretera que sube a la presa, tras una breve bajada, se empina cosa mala.



Estas imágenes del Lac d'Oredon hacen que se me olvide la fatiga por un instante.



Llego al Lac de Cap de Long... indescriptible la sensación.



Desde arriba, a casi 2.200 metros de altitud, tengo unas vistas acojonantes de la subida.



Desciendo de este lago y bajo hasta la misma presa del Lac d'Oredon para luego pasar el peaje y emprender la segunda subida de este sector, la subida al Lac d'Aumar y al Lac d'Aubert.



Ahora, casi tocando el agua, veo muy alta la presa de la que acabo de bajar.



Empiezo esta subida de casi 6 kms y ya veo que esto va a costar un huevo y parte del otro... En esta subida tuve que volver a caminar algún tramo pues estaba bién petado y hay alguna rampa complicada. Aprovecho un ratito de esos para zamparme el bocadillo de queso y eso me anima a montarme de nuevo en la bici.



Subida muy dura y muy salvaje. Al haber un peaje apenas hay coches y se agradece la tranquilidad.



Ahora veo la subida que hice anteriormente, la del Lac de Cap de Long. Realmente fué dura, y ahora veo el por qué.



Y esta tampoco se queda corta!



Les Laquettes, unos pequeños lagos de menor tamaño son visibles en este punto de la subida.


Llego arriba y esto ya es el éxtasis. El Lac d'Aumar y la carretera que, sin pendiente, lo bordea. ¿Estoy en el paraiso?



Que emocionante llegar a esto tras tantas penurias y sacrificios. Estoy a 2.200 metros de altitud y en la gloria.



La carretera sigue y, tras una bajadita, llega a su final aquí, en el Lac d'Aubert. Otra joya de la naturaleza.



Paro un rato, no hay mucha gente, y me relajo. Pienso en todo lo que llevo hecho y que estoy muy majara. Pero... ¿y lo que he disfrutado? Pienso que el Reto no era sumar un determinado desnivel, sinó poder ver y disfrutar de todo lo que he vivido en este dia y medio que llevo en danza.

Vuelvo de nuevo la vista al lago.... y me despido.



Ahora toca disfrutar de una merecida bajada, larguísima, de unos 25 kms hasta llegar al coche. Me entristece tener que dejar este lugar, pero hay que irse...



Mucho rato de bajada, que me da tiempo a reposar las piernas y todo el cuerpo en general. Llego a Saint-Lary.



Cruzo el pueblo. Mañana hay una famosa prueba ciclodeportiva, y está lleno de gente con las bolsas amarillas de los dorsales. Oigo hablar español, catalán... me emociono un poco, estoy rodeado de cientos de personas que tienen la misma afición que yo, la bicicleta y los puertos de montaña. Paso entre ellos y me siento observado. Estoy entre amigos, aunque no conozco a nadie.



Llego al coche y miro el reloj. Son las 4 de la tarde. Luego miro los datos del cuentakilómetros: llevo 424 kilómetros y un desnivel de 12.566 metros.

Me faltan 706 metros de desnivel más para completar el Reto. Es decir, subo al Pla d'Adet y ya me paso de metros. Solamente tengo que comer bién ahora que estoy en el coche, descansar todo lo que necesite y hacer esta última subida. Está chupado!

Pero no voy a hacerlo.

Me doy por satisfecho con lo realizado. Nunca imaginé que pudiera llegar tan lejos ni que tanta belleza pudiera impresionar de esa forma mis retinas. Como pensé hace unos minutos delante del lago, este Reto ya hace tiempo que lo conseguí.

Ahora, 35 horas después de haber iniciado esta locura, esta fantasía demente, llegó la hora de ponerle fin.

Aún emocionado por todo, cargo la bici en el maletero y emprendo rumbo a casa. Hoy dormiré en mi cama, que ganas que tengo! Atravieso Saint-Lary mientras grupos de ciclistas con sus bolsas amarillas deambulan por cualquier rincón de la población. Hay un gran ambiente, ojalá puedan disfrutar tanto de estas montañas como hice yo!

Me alejo de las montañas, y va creciendo dentro de mí la idea de diseñar un nuevo "Reto Everest y medio", para el año que viene, a ver si en esa ocasión lo consigo completar......



LOS NÚMEROS

Ahora, para terminar, solamente me queda adjuntar los datos "técnicos" de la aventura, los números finales, que quizás en este caso sea lo menos importante de todo... y lanzar al aire una pregunta.

El primer sector, desde que empezé el viernes poco antes del amanecer hasta que volví a llegar al coche, pinchado y muerto de frío y hambre.



La segunda parte, desde que decidí continuar con el Reto la madrugada del sábado hasta finalizar el sábado por la tarde.



Y, finalmente, juntamos ambas partes y queda el resultado final de esta locura, producto de una mente sanamente enferma.



Y una pregunta antes de terminar... ¿Qué otras zonas pirenaicas podrían albergar un Reto de estas características? Se busca una etapa de mínimo 13.000 metros de desnivel, de no más de 500 kms y con puertos cuyas rámpas máximas apenas superen el 10%.

Ahí queda....


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5 comentarios:

  1. Fernando eres MUY GRANDE!!! Enhorabuena por todos tus retos superados pero especialmente por este. Un saludo compañero!
    David Flores.

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  2. Hombre David, que sorpresa! Me alegra muchísimo verte por aquí. Pues sí, fue una paliza tremenda, pero finalmente mereció la pena. A eso lo llamo yo cansarse de verdad, jeje.
    Un saludo!!!

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  3. No te conozco, me acaban de mandar el enlace a ésta página y hace tiempo que no me emocionaba tanto.
    Soy aragonés, ciclista y montañero, y muchos nombres de montañas, puertos, cimas, pueblos, etc.,se me hacen familiares de haberlos subido en bici, andando, de turismo con la familia, amigos o en solitario.
    Sólo alguien que sea ciclista y que haya estado por estos parajes maravillosos y a la vez extraordinariamente duros y penosos puede ser capaz de imaginarse el sufrimiento tan tremendo que has tenido que pasar, pero que como tú dices se ha visto recompensado por los tremendos paisajes contemplados.
    Me ha encantado tu forma de narrar, (sin sensiblerías, y diciéndo las cosas por su nombre), las fotografías son fiel reflejo de tus comentarios, en fín, felicidades por tu hazaña, me das una envidia tremenda.
    Saludos desde Zaragoza.
    Francisco

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  4. Aunque un poco tarde, muchas gracias por tus palabras, Francisco. Como montañero que eres, ya sabes de sufrimientos y de situaciones límite, así que creo que más o menos has podido meterte en mi pellejo. Fué una historia muy bonita, que incluso a mi me gusta ahora recordar, meses después de que sucediera todo.
    Un abrazo.

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  5. yo si que llego tardisimo a tu blog pero enhorabuena por lo conseguido. maravilloso.
    Eres todo un fiera. Me gustaria estar en tu lugar al leer la cronica
    Un saludo desde www.jandrocandas.com

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