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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cantabria 2011, miércoles (II): Reserva Nacional del Saja


Conduzco durante más o menos una hora por la misma carretera por la que he pedaleado hace apenas unos momentos. Aprovecho el viaje para ir dándole mordiscos al último bocadillo que me queda y para terminarme las fantas. Cuando me doy cuenta, ya he llegado a Carmona, un pueblo que ha sido declarado conjunto histórico rural. No me extraña, el pueblo es una preciosidad.


De salida, tengo que subir la Collada de Carmona por el lado más cómodo. Recién comido y con el calor que está pegando, me lo tomo con mucha calma para poder ir haciendo la digestión.


El puerto es muy agradable, alternando zonas arboladas con otras despejadas que ofrecen buenas vistas.


El pueblo de Carmona, donde inicié este segundo sector.


En la cima del puerto, mirando hacia el Valle de Cabuérniga y la Cordillera Cantábrica.


Me lanzo en un descenso rapidísimo, que luego tendré que subir, y llego hasta el pueblo de Valle de Cabuérniga, en el valle del curso medio-alto del Rio Saja.


Iglesias de piedra jalonan la carretera que remonta el valle, como ésta de Renedo...


... o esta otra llegando a Fresneda, inicio propiamente dicho del Puerto de Palombera.


Primeros kilómetros de esta larguísima subida, de más de 20, que nos llevará al corazón del Parque Natural del Saja. La subida en ningún momento es dura, pero su longitud es lo que le da carácter.


Inmensos hayedos, que se prolongan durante kilómetros seguidos, son la tónica de la primera mitad de la ascensión. Es una preciosidad, se está tan fresco y bien aquí dentro!


De pronto, veo unas cabras salvajes comiendo al lado de la carretera. En silencio, para que no se asusten y se escapen, paro para hacerles una foto. Estoy enfocando cuando una de ellas se percata de mi presencia, pero lejos de escaparse, empieza a venir hacia mí, cada vez más rápido... Como no veo la situación nada favorable, pongo pies en polvorosa y el que se escapa soy yo, temiendo aviesas intenciones.


La forma en que la cabra contempla mi huida, me hace pensar que hice bien en correr. A saber lo que quería el bicho...


Paso por el Centro de Interpretación del Parque, en un puerto que estoy disfrutando, pues es del tipo que a mí me gusta: sin rampas duras y largo.


Poco a poco parece que el bosque quiere desaparecer y empieza a verse más abierto.


La cascada acentúa la sensación de frescor que nos da este puerto, tan ombrío y húmedo.


Todavía queda hayedo, es enorme este bosque.


Esta curva de herradura, ahora sí, marca el inicio de la segunda parte del puerto, la más pelada.


A la vista tengo ahora el Mirador de la Cardosa, que promete unas vistas magníficas.


En el Mirador, otra figura de un corzo me recuerda al puerto de San Glorio.


Me asomo al Mirador y tengo estas enormes vistas del Parque Natural del Saja. Tras esas montañas, está el Cantábrico.


Ahora la subida prosigue por una zona ya carente de arbolado.


Desaparece la visión del Valle de Cabuérniga y ahora predominan las praderas de alta montaña.





La Venta de Tajahierro me avisa del inminente final del puerto.


Corono Palombera, habiendo pasado antes por una fuente que estaba seca. Y yo muerto de sed.


Una panorámica de los últimos metros de la ascensión.


Ahora tengo que deshacer todo el camino para volver al coche. antes, de un rápido vistazo a la cima de Palombera decido que hoy aparcaré mi hotel de cero estrellas en ese llano donde está el coche blanco. Aquí arriba dormiré como un señor!


Desciendo el Valle de Cabuérniga y al llegar al pueblo de Valle, empiezo la cara más dura de la Collada de Carmona.


La tarde avanza y las sombras me envuelven.


Una preciosa postal del Valle de Cabuérniga, a punto de ser engullido por la sombra del atardecer.


Y desde la cima del collado, me despido del sol por cuarto dia consecutivo. Qué mejor imagen para terminar la crónica de hoy que ésta!


Llego al coche, en Carmona, guardo la bici y me cambio de ropa pero aquí no me ducharé, subiendo el puerto he visto un sitio ideal.

A media subida de Palombera aparco en un llano y ahí sí, me quedo en bañador y me doy una buena enjabonada. Sin estar pegajoso se duerme muchísimo mejor. Una vez aseado conduzco hasta la cima de Palombera, donde aparco y me caliento la cena. Termino de cenar que se hace de noche, por lo que para preparar el coche para dormir ya necesito ponerme el frontal.

Se ven caminantes que bajan de la montaña también con su frontal, se ve que no han conseguido terminar su excursión de dia. Poco a poco, los coches se van marchando. Cierro todas las ventanas y me meto en el maletero que aun se oye gente recogiendo y preparándose para marchar. No sé si me quedaré solo a pasar la noche ahí arriba o habrá algún coche más, pero me duermo antes de averiguarlo. Esta vez, sin despertador.

Mañana, última mini-etapa donde subiré al techo de Cantabria y donde visitaré el Pico de los Tres Mares. La cosa promete!

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