Buscar este blog

domingo, 8 de enero de 2012

Francia mediterranea: Cap Canaille


Aparco en La Ciotat, una ciudad costera grande. Tengo de principio un puerto feo a rabiar, el Pas de Bellefille. Es la carretera usada para ir de La Ciotat a la autopista, por lo que hay mucho tránsito, poco arcén y mucha suciedad. No merece la pena ninguna foto de ese puerto. Además, el fortísimo viento que tuve de cara me hizo estar en alerta máxima.

Tras el descenso, ya más tranquilo, llego a Cassis, donde se inicia la Route des Cretes. El viento es huracanado, y un cartel pone que la carretera está cerrada. Pero veo que viene algún coche, así que pienso que tan malo no será.

El inicio es brutal, rampas que se acercan al 20%.


El aspecto de la zona no es nada amigable...


Voy llegando a la parte alta del acantilado y el viento se vuelve insoportable. Baja un coche y, al verme, se lleva el dedo índice a la sién como diciéndome si estoy loco... Empiezo a tener dudas, pero tengo tanta curiosidad...


Lo que vendrá a continuación, es inenarrable. Salgo a campo abierto y el viento me empuja la bici tan fuerte que a duras penas consigo bajarme. Empiezo a caminar, pero con muchos problemas, apenas puedo mantenerme en pie.

Pero lo malo está por venir. Llega una ráfaga atroz, que me levanta la bici y me la deja con las ruedas mirando para arriba y yo cogiéndola con todas mis fuerzas para que no se vaya volando. El viento empieza a llevarme a mí. Me saca de la carretera dando traspiés y en el último momento logro reaccionar y me tiro al suelo, abrazando la bici, protegiéndola con mi cuerpo. Son unos segundos que se me hacen eternos.

Cuando afloja un poco, me levanto e intento acabar de pasar ese tramo caminando, pero cada vez que levanto un pie pierdo el equilibrio y debo ir caminando como los zombies, arrastrando los pies por el suelo. Muy mal momento, donde seriamente temí por mi integridad.

Logro salir de esa trampa, y algo abrigado por el terreno veo ya el final de esta Route des Cretes, en La Ciotat.


Con muchísima precaución, voy asomándome a los miradores. Veo el Macizo de Les Calanques, que se extiende por 20 kms.





Estoy en lo alto del acantilado del Cap Canaille, el más alto de Francia. Las paredes son impresionantes. Hay 399 metros de caida vertical.


Continuo avanzando y me acerco al final de esta carretera maldita.


Como vemos, algunos coches también hicieron caso omiso de la prohibición de pasar. Voy a subir a lo más alto del Cap Canaille.


Este es el famoso acantilado, el punto más alto. Brutal...


Les Calanques, una zona para disfrutar... un dia sin viento. No como hoy.


Agarrado a la barandilla y habiendo dejado la bici abajo, bien protegida por unos pedruscos, consigo hacer esta foto donde se aprecia el trazado de la Route des Cretes.


La carretera transita por todo lo alto del acantilado de Cap Canaille.


Ahora solamente me queda dejarme caer hasta La Ciotat, donde finalizaré este segundo sector.


La puesta de sol sobre el Mediterraneo es la mejor imagen para terminar esta crónica.


Llego al coche ya casi de noche. Por suerte, tengo un corto trayecto hasta el punto de inicio de la última etapa. aun tengo el miedo en el cuerpo y sólo quiero estar tranquilo, en "tierra firme"y y bien calentito dentro de mi saco de dormir.

Conduzco hasta Gemenos, donde encuentro un céntrico párking con un lavabo público, que suerte! Aparco y lo primero que hago es lavarme bien, aunque el agua fria y el frio que hace jode bastante.... pero no hay más. Algo es algo, decía aquel mientras se calentaba los pies con una cerilla...

Tras haberme lavado, me meto en el coche, enciendo el hornillo y me cocino mi plato de pasta con guarnición, que devoro hambriento. 2 natillas de postre y a prepararme la cama. Mañana no tendré que madrugar tanto, pues saldré de aquí mismo. Lo bueno de hacer estas cosas en invierno es que vale, hay menos horas para pedalear... pero más para dormir!

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Contador de visitas