Inicio la primera etapa bien entrada la mañana. Emprendí viaje ayer cerca de la medianoche, paré a dormir a medio camino en el pueblo aragonés de Muel, y al amanecer me puse de nuevo en camino para llegar hasta aquí.
En Poveda de la Sierra, el viento que hace es fortísimo. Oigo comentar a unos lugareños lo fuerte que es, y eso incluso me hace plantear si tomar la salida o cancelar la etapa. Finalmente, como suele pasar siempre en estos casos, decido salir y a ver que pasa.
El primer puerto de la primera etapa siempre es de muy buen hacer. Si encima es fácil y cortito, pues se sube solo. Ha sido el caso de Almeriques.
Dejando detrás mio el Parque Natural del Alto Tajo, coronaré este puerto.
Voy a por otro puerto, ahora tocará Belvalle. Paso por la población de Masegosa, que no tardo en dejar atrás. La soledad de estos páramos no me deja indiferente, pues no estoy acostumbrado a estos paisajes tan hostiles.
Por eso me alegra mucho encontrarme con estos pinares. Y lo mejor es que aquí dentro estoy protegido del viento, que no cesa de zarandearme en terreno abierto.
Última cuesta antes de coronar Belvalle. Predominan por aquí las carreteras anchas y con buen piso, por las que te puedes tirar horas sin que pase ni un coche.
Tras coronar el puerto de Belvalle, bajo un poco por el otro lado para asomarme a este fenomenal mirador del Alto Tajo.
Media vuelta y a seguir con la etapa. Llego a Beteta tras un fuerte bajadón, poco antes de la población.
Poco falta para el mediodía en Beteta. La Plaza Mayor del pueblo.
No tarda en llegar uno de los momentos más esperados de la jornada: el paso por la Hoz de Beteta. Un desfiladero donde el agua y el viento han moldeado la roca dando lugar a caprichosas figuras con el paso de los siglos.
Salgo de la Hoz de Beteta y me encuentro con Cañizares. Sigo dentro de la provincia de Cuenca.
Para evitar un túnel (con señal de prohibido el paso a ciclistas) subiré el Puerto de Monsaete, fácil por esta cara norte. Arriba, un mirador para poder disfrutar de esta Serranía de Cuenca.
Algo de bajada para llegar de nuevo al valle del rio Escabas.
Para llegar a Priego, otro desfiladero, la Hoz de Priego. Una zona muy visual este curso alto del rio Escabas.
Vemos como el rio se ha ido abriendo paso entre las paredes rocosas.
Paso Priego y me encuentro con las ruinas del Convento del Rosal, concepcionista del s.XVII.
Ahora vendrá un terreno de largas rectas con fuerte viento de cara, para aburrir. Voy hacia el norte.
Al llegar a la altura de Alcantud, me desvío para ir a subir el Pozuelo. Ya encontramos aquí cuestas de porcentajes elevados, aunque la carretera sigue siendo muy buena.
Buenas vistas desde aquí, ya oteando la zona de la Alcarria.
Corono el puerto en esta torre de vigilancia.
Media vuelta nuevamente y bajo hasta Alcantud, para seguir viajando hacia el norte y reencontrarme el viento de cara.
Algunas formaciones rocosas llaman la atención.
Igual que en todo el dia, la soledad de esta zona es muy grande.
Por eso se agradece llegar a algún pueblecito, por pequeño que sea. Ahora pasaré por el Recuenco.
Un puertecillo se interpone en mi camino, el Picazo.
No ofrece mayor dificultad. Incluso es agradecido, pues estas paredes me tapan el viento del norte y puedo
pedalear en condiciones normales.
Salgo a una carretera más general y me acerco a Villanueva de Alcorón, mientras voy subiendo el puerto de El Hornillo. En toda esta zona sí que ya estoy en terreno completamente abierto.
Por suerte, estos Bosques de Mormejar entretienen un rato la vista.
Corono el Hornillo y acto seguido me asomo al pueblo de Peñalén, en una zona de minas de caolín.
El merendero de la Fuenfría me indica el próximo final de la etapa.
Y como cosa excepcional en la etapa de hoy, mala carretera que me acerca a Poveda de la Sierra.
Finalizo esta primera etapa en Poveda de la Sierra. Aquí, en este hotel, es donde empezó todo: mi primera quedada del foro apm hace ahora 4 años, mis primeros foreros conocidos,... Hoy, el hotel permanece cerrado.
Contento por haber decidido hacer la etapa, pese al viento, cargo la bici en el coche y me voy rumbo a Sacedón. Pararé en Villanueva de Alcorón, donde antes, al pasar con la bici, he visto una fuente que me irá como anillo al dedo para lavarme bien. El agua está helada y hace frío, pero poder dormir sin sudor pegado al cuerpo hace soportable esos minutos gélidos. Aprovecho para cenar al lado de la fuente, por lo que cuando llego a Sacedón ya oscureció.
Busco un sitio para aparcar mi hotel de cero estrellas cerca de la plaza principal del pueblo y me acuesto. No tardaré nada en dormirme, ya que la noche anterior dormí pocas horas.
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