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viernes, 9 de marzo de 2012

Meseta oriental. La Alcarria y el Mar de Castilla


Amanecer en Sacedón. Desayuno un poco antes de salir del saco de dormir y cuando ya hay suficiente luz me pongo en marcha. Por delante, una interesantísima etapa por la Alcarria, que finalizará con un bucle que espero hacer acompañado de Jesús.


Cercana la salida del sol sobre el Mar de Castilla. Este es el Embalse de Entrepeñas, del rio Tajo.


Pasaré sobre la presa en este inicio de etapa en el que debí superar un pequeño alto, que ya puso a tono las piernas.


Tras esos inicios de complicada orografía, me meto de lleno en el valle del Tajo y voy cómodamente en ligero descenso disfrutando de los primeros rayos de sol.


Los kilómetros pasan rápidamente ahora, mientras voy dirección sur ayudado por el viento que, aunque no tan fuerte como ayer, no cesa de soplar.


El Tajo me acompaña en estos inicios de etapa.


Paso por Sayatón y al lado de la Central Nuclear de Zorita, por unas carreteras con apenas tráfico. Luego, ya me meteré de pleno en la ascensión a Pastrana.


Siempre en subida, alcanzaré Pastrana, capital de la comarca de La Alcarria. Está declarada conjunto histórico-artístico.


Muchas ermitas rodean la población. Esta es la Ermita de la Virgen del Val y San Antón.


Tras pasar el Alto de Pastrana, monotonía mientras voy a buscar Armuña de Tajuña.


A la vista ya tengo esa localidad, aunque no llegaré a entrar en ella.


Ahora cambiará la historia. Pondré rumbo norte por esta carretera de larguísimas rectas totalmente desprotegida. El viento volverá a castigarme duramente en todo este tramo de más de 25 kilómetros.


Pero cuando estoy a medio camino, dejaré esa carretera unos instantes para subir-bajar a Valfermoso de Tajuña, que ahí luce, asomado a la montaña.


Curveada ascensión siempre manteniendo el final a la vista.





Antes de finalizar el ascenso, una parada en esta fuente para recargar agua fresquita y descansar un poco las piernas.


Entro así en Valfermoso de Tajuña, situado en lo alto de una meseta que domina toda la vega del rio Tajuña.


La Iglesia parroquial, dedicada a San Pedro Apostol. Perdió todos sus bienes en la guerra del 36 excepto una gran cruz de plata y el altar.


Desde el Balcón del Tajuña, excepcionales vistas del valle y de la propia subida.


Bajo de nuevo a la carretera que remonta el valle y sigo sufriendo los bufidos del viento. Algunos cortijos amenizan tanta monotonía.


A la altura de Santa Clara, giro a la derecha para subir al Monte Redondo. Tras la zona inicial de curvas, unas rectas por estrecha carretera que se pierden en el horizonte. Mucha encina por aquí.


En lo alto, el Caserío de Monte Redondo.


Prosigo por esta meseta donde las rectas se eternizan.


Aunque no tardaré mucho en iniciar el descenso hacia el Embalse de Entrepeñas. Poco rato he estado rodando por esta meseta.


La Ermita de la Virgen del Peral contempla mi raudo descenso.


Llego al valle a la altura del pueblo de Durón, donde hay una antigua explotación de yeso, hoy abandonada.


Cruzo el Embalse de Entrepeñas, en el cauce del Tajo, y perteneciente a la Alcarria Baja.


Bordeando el Embalse, me acerco a la población de Pareja.


La Ermita de Nuestra Señora de los Remedios me da la bienvenida. Esta villa fué elegida por los obispos conquenses para vivir en ella durante largas temporadas, y sus vecinos podían viajar por toda castilla libremente sin pagar impuestos.


Pareja queda al fondo, mientras yo subo las duras rampas del Alto de Casasana.


En Casasana necesito agua, así que no paro hasta que un aldeano me indica donde encontrarla.


Descenso de Casasana hacia Sacedón. El Mar de Castilla me espera!


En Sacedón llamo a Jesús para decirle que ya he llegado, y mientras lo espero hago turismo por la plaza principal, viendo la Iglesia parroquial...


... y el ayuntamiento.


Llega Jesús y nos vamos a subir el Alto del Madroñal, por una carreterita muy tranquila de asfalto algo descuidado.


Tengo un buen guía en este tramo final de etapa, que me va enseñar todas las "trampas" de la zona, jeje.


Una subida muy agradecida esta del Madroñal. Siempre rodeados de pinos.


Arriba, un cartel que el propio Jesús se encargó de hacer.


Una foto de ambos con el cartel de madera.


Avanzamos un poco más por esa carretera, ahora en bajada, para llegar a esta zona idílica: la Ermita del Madroñal, asomada al Embalse de Entrepeñas. Aquí nos detenemos unos minutos, porque realmente es un lugar que vale la pena.


Camino de vuelta, bajamos el Madroñal por la vertiente de Auñón. Dejamos las bicis entre los matorrales para acercarnos a ver "la sima", un enorme agujero que se formó en esta zona y que en su dia engulló a un tractor que andaba faenando por allí.





Finalmente, camino de Sacedón, unos cuantos repechos duros para que no se diga. Jesús va fresco y los sube con alegría. Yo ya voy algo más renqueante...


"La visera", por la antigua carretera, es un buén colofón a esta etapa por la Alcarria.


Llegamos a Sacedón y me voy despidiendo de Jesús mientras me cambio de ropa. Tengo un traslado de una hora más o menos pero la etapa de mañana será muy dura, por lo que descansar muchas horas es indispensable. Antes de que anochezca paro a hacerme la cena, pues estas cosas es mejor con luz natural que con el frontal. Con los postres se me hace de noche, y termino el viaje.

Unas 9 horas de sueño son las que voy a poder disfrutar, y no voy a desaprovechar ni una.
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