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lunes, 4 de junio de 2012

Las 7 subidas a la Piedra San Martin (I): Belagua, Arette y Ste-Engrace. Invitados: Laza y Larrau


Primera de las 3 etapas que me llevarán a descubrir las 7 vertientes que tiene este puerto, la Piedra de San Martín. He dormido en la cima, en un párking que hay, y será ahí donde duerma las siguientes 2 noches. Al amanecer, me preparo para hacer la primera subida de las 3 vertientes que voy a conocer hoy, la única que va por territorio español.

Bien abrigado, desciendo el puerto hasta llegar al rio Belagua, donde daré media vuelta para realizar esta primera subida. Aquí estoy en el puente sobre el Belagua. Empieza la fiesta!


Esta vertiente es la más fácil de las 7, en parte porque se inicia a bastante mayor altitud que todas las demás. La carretera es perfecta, se ensanchó y asfaltó hace muy pocos años. Si la bajada fué rapidísima, el ascenso será muy cómodo.



No tardo en ganar altura sobre el Valle de Belagua.



Por primera vez, observo el astro rey, asomándo tímidamente entre las nubes matutinas y la montaña.


A base de herraduras amplias ganamos altura.


Observo como una lengua de nubes empieza a entrar con rapidez, impulsada por el viento moderado que azota en estos momentos la zona.


Esa lengua se cierne, amenazadora, sobre el Valle de Belagua.


Más y más herraduras, con una pendiente siempre mantenida sobre el 7%. Al ser el primer puerto de la etapa, para nada se hace duro con esos porcentajes.


Las terneras campan por la carretera, buenos filetillos!


Paso por el abandonado Refugio Militar, donde hay un mirador que me ofrece estas vistas sensacionales del Valle de Belagua.


La cabecera del valle y las montañas fronterizas francesas.


Me acerco al Refugio de Belagua, en sus cercanías encontraremos la única fuente de esta subida y alguna cabaña como esta que vemos.


Observamos el trazado de este último kilómetro y ya, desde ahora, dejaremos de tener a la vista el Valle de Belagua.


Estamos llegando al Portillo de Eraice. Al fondo podemos observar el Refugio de Belagua y como la carretera, en tramo rectilineo, sube con una pendiente cercana al 8% en lo que será la parte más dura de toda la ascensión.


El Macizo de Larra-Belagua. Se trata de una inmensa masa de roca caliza que se eleva hasta más de 2.000 m y que en su parte superior es relativamente plana, dando lugar a un conjunto kárstico de gran importancia. La zona alta es un gran lapiaz, irregular y quebrado, en el que la acción del agua ha abierto profundas simas que hacen del lugar un verdadero parque espeleológico. Aquí se encuentra una de las simas más profundas del mundo, la sima de San Martín con 1.360 m estudiados, pero la red de galerías es enorme, con más de 125 km en conjunto.

Toda esta esponja rocosa drena en la vertiente española hacia el río Belagua .


Zona prácticamente llana, los Llanos de Eraice.




Entramos de lleno en zona de paisaje kárstico.


Vemos como el pino negro, las hayas o los abetos aprovechan el poco suelo disponible entre las rocas del lapiaz.








La carretera aquí hace un bucle y gira sobre sí misma.


Impactante el aspecto de esta zona en los últimos kilómetros de subida.




Conseguida la primera subida! Esta foto es desde lo más alto de la Piedra de San Martín. Estoy a 1.762 metros de altitud y ya tengo la vertiente española en el zurrón. Las otras 6 vertientes, serán todas por territorio francés.

Curiosa historia tiene esta cima. Hablemos un poco del "Tributo de las Tres Vacas": El Tributo de las Tres Vacas es una ceremonia que reúne a los vecinos de los valles de Baretous (Bearne, Francia) y de Roncal (Navarra, España) en lo alto de la Piedra de San Martín el día 13 de julio de cada año, durante la cual los primeros entregan tres vacas a los segundos.


Está considerado el tratado en vigor más antiguo de Europa.

Los representantes de Roncal -con atuendo tradicional, sombrero roncalés, capote negro, valona y calzón corto- y los de Baretous -con traje de domingo y con la banda tricolor francesa cruzada al pecho- se reúnen en torno al mojón 262, que sustituye a la desaparecida "Piedra de San Martín" en 1858, cada cual en su territorio, en el fronterizo collado de Ernaz a 1721 m de altura.
El alcalde de Isaba, presidente del acto, pregunta por tres veces a los baretoneses si están dispuestos, como en años anteriores, a pagar el Tributo de las Tres Vacas de dos años, del mismo pelaje y cornaje, y sin tacha ni lesión alguna. Los preguntados responden que sí en tres ocasiones.
Seguidamente uno de los alcaldes baretoneses coloca la mano derecha sobre la piedra o mojón y poniendo la suya encima un roncalés y así se van alternando los demás representantes. El último en posar la suya es el alcalde de Isaba, que pronuncia las palabras:

Pax avant, pax avant, pax avant
Paz en adelante

al que responden con las mismas palabras los del valle vecino. Acto seguido se procede al reconocimiento de las vacas por el veterinario de Isaba, que una vez declaradas sanas y buenas, se repartirán dos para la villa de Isaba y la otra cada año va rotando por los pueblos de Urzainqui, Uztárroz y Garde.


Bien, pues tras todos esos datos, me encuentro de nuevo en el coche, con una subida realizada y 6 pendientes. Ahora haré un baja-sube desde La Piedra hasta Arette, en lo que será la segunda vertiente. Mucho más dura ya que la anterior.
Está nublado y hace mucho fresquete, así que me dejo puesta toda la ropa de abrigo y me lanzo para abajo, por esta carretera:


El descenso promete ser largo y no interesa coger frio, así que no me olvido los guantes, el buff, el gorro y toda la ropa térmica, como si fuera pleno invierno.


Llego a Arette en un descenso vertiginoso. Como siempre, me gusta deambular un poco por los pueblos, y así visito la iglesia y el ayuntamiento. Esta localidad fue destruida en un 80% de su totalidad el 13 de agosto de 1.967, en el último terremoto destructor ocurrido en el último siglo.




Media vuelta y a subir! Saliendo de Arette, paso por una zona con cercados donde los animales campan a sus anchas. Me acerco a ver al cochino animal, pues del cerdo me gustan hasta los andares. el puerco, se acerca pensando que le voy a dar algo de comer. Yo, por mi parte, me relamo pensando que arriba, en el coche, tengo un bocadillo con su primo metido entre el pan.


Con tan grasientos pensamientos, y sin más dilación, doy inicio a la ascensión. Va a empezar mi via crucis, pues esta vertiente es muy muy dura.


Los primeros kilómetros son casi en falso llano, remontando muy ténuemente el amplio valle.




Poco a poco, se hace más abrupta la zona, señal inequívoca que en breve se terminará el relax.


En este merendero se acaba la subida cómoda y empieza lo duro.


Los kilómetros con pendientes rondando el 9% empiezan a sucederse uno tras otro, sin descanso.




.


Llego al Plateau de Chouse, zona de amplias praderas llenas de ganado: caballos, vacas, ovejas....








La cascada resbalando por la roca refresca un poco el sofoco que llevo encima. Y es que, tras la zona de praderas, vienen 5 kilómetros que no bajan nunca del 9%.



Muy bien señalizado para los ciclistas todo el puerto. En cada kilómetro, un cartel como este con información de la altitud actual, los kilómetros que quedan para la cima y el porcentaje de pendiente del siguiente kilómetro. Ahora mismo, me quedan 11 kms para coronar y el siguiente tiene una media del 10.5%.

Veo desde muy arriba ya aquella zona de praderas, el Plateau de Chouse.


Sigo subiendo con grandes porcentajes, y el bosque cada vez se clarea más.






Tengo a la vista la estación de esquí de Arette la Pierre-St-Martin.


Terreno algo más fácil una vez salí del bosque.




Zonas aledañas a la Estación de esquí. El oso no es de verdad, jeje.


Una vez superada la Estación, quedan algo menos de 3 kms hasta la cima del puerto. Toda la belleza de la zona queda plasmada en estas imágenes. Estos 3 kilómetros los voy a subir 6 veces en total. Esta es la primera.






Ese pico, el Soum de Leche, protege la cima del puerto.


Conseguida la segunda vertiente!


Ahora sí, me quito la ropa de invierno y me pongo ya con pantaloncito corto y algo menos abrigado de arriba. Me echo al bolsillo del maillot el bocadillo y me voy a hacer un bucle más largo para ir a buscar la tercera vertiente, la de Ste-Engrace.

Bajaré hasta Isaba, igual que a primera hora de la mañana cuando empezé a pedalear.




Ahora, con sol, las vistas aun son más espectaculares que a primera hora de la mañana cuando pasé por aquí.






El Valle de Belagua. Ya no volveré a pasar más por aquí, así que hay que disfrutarlo bien.


Descenso también rapidísimo.




Tras llegar al Rio Belagua, el descenso se modera mucho, aunque el aire me empuja y hasta Isaba va a ser terreno muy cómodo.


El Puente de la Molina, muy cerca de Isaba.


Llego a Isaba y pregunto a un Patxi si hay alguna fuente por ahí cerca, ya que, desgraciadamente, el edificio de aseos del camping car en la estación de esquí estaba cerrado. Me dice el hombre que ahí cerca no, pero que si voy para el Alto de Laza encontraré una a la entrada de Uztárroz.


Así, sabiendo que pronto podré beber agua fresca, inicio el ascenso al Alto de Laza o Lazar, según donde se lea. Voy a ir casi todo el puerto remontando el Rio de Uztárroz.


Bonita y cómoda subida en pleno Valle del Roncal.


No me engañó Patxi! Una enorme y fresquísima fuente a la entrada de Uztárroz me sirve para ponerme a gusto de agua.


Un par de imágenes de Uztárroz, al norte del Valle del Roncal.




Ahora que ya no sufro por el agua, continúo mi sosegada ascensión al Alto de Laza.


Solamente al final del puerto, cuando abandonamos la vera del rio Uztárroz, las pendientes aumentan. Pero es poco tramo, no dolerá!





Coronando el puerto.


Vistas ahora algo más lejanas al Macizo de Larra desde el Alto de Laza.


Precioso el breve descenso por este bosque tan frondoso.


El descenso duró un suspiro, pues toca subir el Puerto de Larrau.


Serán 11 kilómetros a una media del 6.5%, números cómodos que me invitan a ir comiendo el bocadillo mientras subo. Así lo hago, me dura 3 kilómetros el almuerzo.




Salgo a zona completamente despejada al terminar de comer.


La Sierra de Abodi queda a mi izquierda.


Tremendamente espectacular esta subida a Larrau por el lado español.


Desde el Mirador de Pikatua, a escasos 3 kms de la cima, tenemos el Pirineo Navarro ante nosotros.


Sigamos subiendo por esta desértica ladera.






Llego al túnel, ya en el último kilómetro de subida.


Y, tras el túnel, entro en otro mundo, en el mundo donde habitan los sueños...




Tras extasiarme unos minutos en la cima, bajaré por la vertiente francesa. Esta sí que es dura de subir, pero dura de cojones!




En este lunes de principios de junio, casi soy el único que recorre todas estas montañas.


Me lanzo hacia el fondo del valle con brutalidad.


El Pic d'Orhy, dueño y señor de la zona con sus 2.017 metros, observa atento mi pericia como bajador.


Hay que bajar a lo más hondo y en no muchos kilómetros. Los frenos se van a poner al rojo vivo!


Veo las primeras casas del pueblo de Larrau.


Atravesaré Larrau, un pueblecito encantador.








Tras haber repostado nuevamente agua en una fuente que hay a la salida del pueblo, he llegado al fondo del valle, y voy descendiendo acompañando la Gave de Larrau.




Al llegar a esta central eléctrica, donde confluyen la Gave de Larrau y la Gave de Ste-Engrace, es donde tomaré la carretera que me llevará a La Piedra por tercera vez.


Esto es para dar ánimos. Me quedan 22 kilómetros al 5.6% de media para llegar al Col du Soudet, y una vez llegue allí me quedarán 4 kilómetros más para La Piedra. Pues... valor y al toro!


Empiezo remontando la Gave de Ste-Engrace en unos kilómetros muy cómodos. Eso me hace temer que, cuando empieze a subir, lo hará de verdad.


Pasan los kilómetros y la cosa sigue fácil... ayay!


Este embalse de otra central eléctrica empieza a marcar el inicio de cosas más serias.


Llegando a Ste-Engrace.


A partir de Ste-Engrace, la pendiente se vuelve brutal. Rampas del 13-14% y kilómetros a más del 10% de media. Estaba cantado...




También aquí, fué dejar atrás Ste-Engrace y dejar de ver vida humana.


Un pequeño descanso al llegar al Plateau (meseta) de Iratzordoky.


Tras el espejismo, pendientes fuertes de nuevo.


Llego al Col de Suscousse, donde baja la carretera que viene de Issarbe.


De Suscousse hasta Soudet, hay unos 4 kilómetros muy duros, teniendo en cuenta todo lo que se lleva ya encima.


Por suerte, serán enteramente por dentro de un precioso bosque, el Bois de Soudet.




.


Una gozada perderse por ahí dentro...


Salgo del bosque justo cuando me queda solamente un kilómetro para coronar Soudet.


Este es el último kilómetro del Col du Soudet.


Tras Soudet, salgo a la carretera que ya subí antes, la que viene de Arette.


Antes con sol, ahora con las nubes cosquilleando las cimas.


Punto clave! Tras comprobar con desconsuelo que los aseos de la estación estaban cerrados con llave, el problema era encontrar agua para ir repostando y ducharme al terminar las etapas. Y aquí, a 2 kilómetros de coronar La Piedra, encuentro este depósito con un grifo. El agua la miro y veo que sale limpia, así que servirá para beber. Y, desde luego, servirá para ducharme!


Ya tranquilo por el tema del agua y del aseo personal, afronto con ánimos el final de esta tercera ascensión a La Piedra, bajo la mirada del Pic d'Arlas.




La luz del atardecer es perfecta, así que engatillo la cámara y me pongo a disparar más rápido que el Clint Eastwood ese en Harry el Sucio.










Conseguida la cima por tercera vez!

Me asomo al lado español y veo como las nubes corren que se las pelan. Mejor me recojo dentro de mi hotelito de cero estrellas, jeje.


Meto la bici en el coche y bajo hasta el depósito de agua. Allí, me pongo el bañador y aunque hace buena rasca me doy una enorme ducha con esa agua tan fría ayudado por una esponja.
Una vez bien limpito, sin moverme de allí me preparo mi platazo de pasta con bacon y chorizo, acompañado de pan de ajo de ese que ya viene en bolsas del Mercadona. Y luego, 3 o 4 natillas. Que no falte gasolina!
Al terminar, bajo a la estación a tirar la basura a un contenedor y me vuelvo a lo más alto, al párking de la cima, para pasar mi segunda noche. Aun no oscureció que ya estoy roncando a pierna suelta. Y es que mañana.... mañana.... hay mucho más!!!

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