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martes, 21 de agosto de 2012

Ruta alforjera por el Pirineo abrasador: de túneles y "cols"





Tras la tórrida pero, a pesar de todo, "de calentamiento" etapa de ayer, toca hacer hoy una etapa de las de verdad. Auténtico cicloturismo que, necesariamente, debo empezar un buen rato antes del amanecer. La etapa será larga, dura y no quiero llevar ningún tipo de prisas. Por eso, salgo de el Pont de Suert que aun falta bastante para el amanecer.


Hago casi toda la subida al Túnel de Vielha de noche, con una temperatura que en el Pont de Suert era de 25º C y, llegando arriba, bajó hasta los 13º C. El Embalse de Senet, nunca lo había visto tan vacío.


Me acerco a la boca sur del Túnel de Vielha. Al ser hora temprana, apenas hay tráfico, cosa que agradeceré en el poco rato que estaré dentro. Han sido 12 kms de subida al 4.5% de media. Llego fresco!


Son algo más de 5 kms en bajada, siempre rondando los 50 km/h de velocidad, por lo que en 6-7 minutos se ha pasado. Los controladores han estado atentos y me vieron entrar, pues en todos los paneles informativos que hay dentro veo que pone: "atención, ciclistas en el túnel".


Salgo del túnel y me acerco a Vielha, que todavía duerme con unos agradables 17º C.


Amaneciendo sobre Vielha por el Port de la Bonaigua.


Ahora vendrá un largo tramo de descenso. Con estas primeras luces, da la sensación que la etapa empieza ahora. Nada más lejos de la realidad, llevo más de 40 kilómetros pedaleados.


El rio Garona a su paso por Bossost, aun en territorio español pero cercana la frontera francesa.


Empiezo a dejar atrás el Valle de Arán y me voy en busca de otras emociones, que a partir de estos momentos serán con acento galo.


Rodando por Francia, aun manteniendo la tendencia a bajar. Una agradable temperatura de 18º C tan temprano augura una jornada nuevamente calurosa.


Estoy llegando a St-Beat con la inconfundible Montagne de Rie flanqueándolo.


El rio Garona a su paso por St-Beat.


Se termina el descenso y la tendencia a partir de ahora ya será mirando hacia arriba.


Pasando por Estenós, camino del inicio del Port de Balés.


Siradan, otro pequeño pueblecito situado en los Hautes-Pyrénées.


Un par de kilómetros de subida, un mini-puerto antes de bajar hasta Mauleon-Barousse, siempre dentro de este bosque refrescante.


Cazarilh, el último pequeño pueblo antes de Mauleon-Barousse.


Llego a Mauleon-Barousse, punto de inicio de un puerto pirenaico importante: el Port de Balés. Serán 20 kilómetros algo por encima del 6% de pendiente media. 1.200 metros de desnivel ya son números a tener en cuenta y a tenerles un respeto.


El reciente paso por aquí del Tour de Francia ha dejado huella.


Inicio muy cómodo, primeros kilómetros de tanteo.


No hay que desaprovechar ninguna fuente! La temperatura ya pasa de los 20º C y no parará de subir.


Muy agradable todo este tramo, siempre con el sonido del agua acompañándonos.


Cruzaremos este impresionante Bosque de Barousse.


Y la carretera subirá serpenteando por un valle que cada vez se estrecha más y más.


Los carteles informativos que hay a cada kilómetro cada vez muestran porcentajes más altos.


Dejamos el valle y la carretera, con total descaro, sigue ganando altura fuertemente a base de herraduras por la ladera de la montaña.


Una gozada pese al esfuerzo necesario.





Hacia los 1.500 metros de altitud, desaparecen los árboles y los kilómetros finales serán por zonas de amplias praderas.


El verano tan caluroso y seco que hemos padecido también se deja notar aquí arriba. Lo que siempre era de un verde intenso, palidece a verde-amarillento. Da un poco de tristeza ver la montaña así, pero es lo que hay.








Corono el Port de Balés y a estos 1.755 metros de altitud, aunque parezca mentira, estoy a 38º C de temperatura. Realmente no me extraña que esté todo tan seco.


Me lanzo en pos de un descenso rapidísimo, por una carretera perfecta, que me dejará al inicio de la subida del Peyresourde.








Empiezo a subir el Peyresourde en St-Aventin, donde se mantienen esos 38º C y que a partir de aquí empezarán a incrementarse.


A la salida del pueblo una fuente, que yo andaba loco buscando. Veo que hay un ciclista remojándose de arriba a abajo, y resulta que también es catalán, de Girona. Charlamos un poco mientras nos turnamos para bañarnos y beber, el pobre anda ya medio muerto y aun tiene que subir el Peyresourde. Su compañero va por delante. Al rato, nos despedimos y yo sigo mi subida.


Pasando por Cazeaux, el termómetro se dispara a 46º C y el ambiente se vuelve insoportable.


Tanto azul y verde apenas logran mitigar el infierno que supone subir este puerto con este calor.


Los pueblos de la ladera de enfrente me entretienen y así no miro el termómetro, que ya va por los 47º C. Este será el máximo, por suerte.


Ni las lagartijas se ven correr...





Ahora veo la "zeta" final, la que me dejará en la cima del Peyresourde. El agua calentuja es lo único que tengo para irme refrigerando, y nuevamente los prados medio "quemados" me producen una sensación angustiosa.


En esta imagen, casi se puede sentir el calor que hacía por allí ese dia.


Corono el Peyresourde y le digo al otro catalán que su compañero viene por detrás. Sin más, me lanzo a tumba abierta a este descenso, buscando la siguiente fuente.


Veo el Lac de Genos, y me tiraría desde aquí mismo si supiera que iba a caer dentro.


Descenso tórrido con un termómetro que de los 40º C no bajará en varias horas.


Llego a Genos y, aunque me cuesta, logro encontrar una fuente. Me remojo de arriba a abajo, y agradezco que la cámara de fotos sea sumergible porque no queda nada seco. Luego en 10 minutos ya estaré seco otra vez, pero este rato no me lo quita nadie.


En Genos mismo se inicia el Col d'Azet, más corto pero con mala leche. Serán 7.5 kms al 8.5% de media. Y con calor, mucho calor.


Las vistas del lago me ponen los dientes largos pues el termómetro vuelve a llegar a los 45º C.


A base de herraduras se hizo este puerto.


Hasta el infinito... y más allá!


Bonito, pese a todo.





Desde la cima, veo al fondo el Peyresourde y abajo Genos, donde inicié la subida a este cuarto puerto de la etapa.


El cartel del puerto.


Preciosa imagen de la cara oeste, la que descenderé. Abajo de todo, St-Lary-Soulan, donde terminará el descenso. Y detrás, el impresionante Massif de Neouvielle.


Pues a bajar se ha dicho!





El termómetro ahora flirtea con los 40º C pero hay humedad, y el bochorno acrecienta la sensación de calor.


Nada mejor que otra fuente, aunque salga del cementerio, para otro chapuzón.


Bien mojadito y fresco por breves minutos, me dispongo a finalizar el descenso del Col d'Azet.


Llego a St-Lary-Soulan, municipio hermanado con Boltaña (Huesca). Los 39º C que hace ahí abajo casi me saben a gloria...


Empiezo a remontar la Neste d'Aure en dirección a España...


... pero en pocos kilómetros me encuentro el desvío que lleva hacia el Valle de Rioumajou. Pues habrá que ir a verlo!


Es un valle muy estrecho, cosa que agradezco pues casi siempre iré por la sombra. Va siempre al lado de la Neste de Rioumajou, siempre con agua a la vista. Y es una carretera relativamente tranquila, teniendo en cuenta que estamos en pleno agosto en Pirineos, y ya sabemos lo que es eso...


Agradable pedalear por este valle.


Al final, la zona se abre un poco.


Y se termina el asfalto, aunque la pista continúa, no apta para bici de carretera. Es aquí donde están todos los coches aparcados y la gente disfrutando del rio y de los merenderos que hay.


Desciendo de nuevo a la carretera que me ha de llevar a España. Voy subiendo al Túnel de Bielsa buscando de nuevo fuentes. Y la encuentro, en Aragnouet. Bebo ávidamente, mientras que un señor me explica que el agua fria con este calor me puede sentar mal al estómago. Yo le digo que sí... que le voy a decir!


Reanudo esta sexta y última subida del dia mientras el termómetro ya está más cerca de los 30º C que de los 40º C. Y yo contento!


Abajo queda ahora el Valle d'Aure, aunque lo cierto es que me queda bastante por subir... todavía. Bufff!


En la segunda parte de ascenso al Túnel de bielsa, la zona de las galerías. Desde St-Lary, son un total de 19 kilómetros a una media del 5.5%, aunque la segunda mitad es mucho más dura con rampas sostenidas del 10-11%.


Las montañas que hacen frontera con España y, bajo ellas, el Túnel de Bielsa.


Delante puedo intuir la boca norte del túnel.


Como están de obras en el túnel, es unidireccional, por lo que toca esperarse en este semáforo de larga duración. Ya tendré buen cuidado de esperarme en la sombra, pese a que ahora solamente estamos a 24º C.


Paso el túnel entre los coches, frenando pues no pueden ir a más de 60 km/h y la bici se lanza cosa mala. La bajada hasta Bielsa es una locura, llegando a los 80 km/h. En Bielsa, paro a comprar lo que será mi desayuno de mañana, pues tengo intención de empezar la etapa antes del amanecer y me gusta comer algo antes de salir. Un brick de zumo y una bolsa de madalenas será suficiente.


Y es así como llego a Salinas de Sin, donde un hotelito a pie de carretera me servirá de refugio esta noche. Me zampo un buen plato combinado después de la ducha de media hora de rigor, y me subo a la habitación. Mi escasas pertenencias reposan en la cama de al lado, y yo me acuesto viendo como las noticias auguran para mañana otro dia caluroso. Ay madre...


Poco tardo en dormirme, y no me daré cuenta que ya estaré otra vez en danza. Pero, aunque la noche pase volando, voy a descansar, que me lo he ganado.

Mañana más!

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