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domingo, 7 de octubre de 2012

Vuelta alforjera por Navarra, etapa 3: Leitza - Etxarri Aranatz





Con gran puntualidad, a las 7 de la mañana estoy listo para que me abran la puerta del anexo donde tengo la bici metida. No hay nadie aun por las calles en esta hora temprana, y los tacos de los zapatos resuenan por las empedradas calles. No es tan puntual el hostalero, y me hace esperar 10 minutillos, así que aprovecho para sacar una foto a la entrada del hostal-restaurante donde dormí.


El puerto inicial de calentamiento de esta tercera etapa es el Alto de Uitzi, que empiezo a subir de noche (previa advertencia del hostalero que vaya con cuidado, que muchos buscadores de setas salen temprano). Es en la bajada, al paso por la pequeña población de Uitzi, cuando empiezo a tener buena luz para las fotos.


Atravieso el estirado pueblo de Lekunberri y me pongo a la faena de subir Aralar. En la parte inicial, pasando por Baraibar.


Al dejar atrás esa población, entramos en el típico paisaje de esta sierra. Bosques, musgo y el suelo cubierto de hojas, ideal para los buscadores de setas, que se pueden ver a montones este sábado.





En zonas más altas, podemos ver caballos de estos paticortos, pastando con total tranquilidad al lado mismo de la carretera.


Tras un brusco cambio de sentido, y cogiendo dirección este, tenemos a la vista el Valle del Arakil y parte de la Sierra de Urbasa.


Llegando al Santuario de San Miguel de Aralar, lugar de peregrinación de miles de navarros.


Lugar privilegiado donde se alza el Santuario, que, como no, cuenta con una leyenda:

En Navarra, antes de existir los reyes de Navarra, vivía en el valle de Goñi un caballero llamado Teodosio, Buruzagia de la comarca, casado con Dña. Constanza de Butrón. Poco después de casarse, Teodosio tiene que abandonar su casa para dirigir la lucha contra los árabes.
Dña. Constanza quedó sola en su palacio con los padres de Teodosio, a los que tuvo la deferencia de hacerles dormir en la habitación señorial, pasando ella a otra más pequeña. Cuando Teodosio volvía victorioso a su castillo, se le apareció el diablo disfrazado de Basajaun ("El Señor de los Bosques") que le hizo creer que su mujer le engañaba con un criado.
Teodosio, fuera de sí, se lanza a galope hacia su casa. Al amanecer penetra en su palacio y se dirige decidido y enfurecido a su habitación matrimonial con la daga desenvainada. Entra en la alcoba y apuñala reiteradamente a las dos personas que dormían en su lecho convencido de que eran su esposa y el amante de ésta.
Creyendo haber vengado el agravio, sale de casa y sobrecogido se encuentra con su esposa que salía de misa. Aterrado, conoce que quienes dormían en su cama y a quienes había asesinado eran sus padres. Atemorizado por el crimen, va a Pamplona a pedir perdón al Sr. Obispo quien, horrorizado, le envía a Roma para que sea el propio Papa quien le absuelva de su pecado.
Teodosio, arrepentido, va de peregrino a Roma y el Papa le absuelve, poniéndole como penitencia el arrastrar unas gruesas cadenas hasta que por un milagro divino se le desprendieran. Esto sería el signo inequívoco del perdón divino.
Teodosio, estando retirado en Aralar, un día vio salir de una sima un gran dragón que amenazaba devorarlo. Teodosio, indefenso, cayó de rodillas e imploró la protección de S. Miguel, exclamando ¡San Miguel me valga!.
En aquel momento, entre gran estrépito, apareció el Arcángel, quien mostrando la cruz sobre su cabeza venció y mató al dragón al grito de ¡Quién como Dios! Nor Jaungoikoa bezala!
En aquel mismo momento, Teodosio quedó libre de las cadenas, perdonado por Dios, que le dio una reliquia.
Ya libre volvió a su casa de Goñi donde le esperaba su esposa. Y ambos, agradecidos a Dios, erigieron un santuario al Arcángel en lo alto de Aralar, al que llamaron San Miguel in Excelsis.


Aparco la bici y dedico un rato a pasearme por la zona.








Para bajar hasta el Valle del Arakil lo haré por esta pista de cemento. No ofrece grandes complicaciones, simplemente estar atento para no meterse en alguna de las grietas que presenta.


Desde el valle, mirando con nostalgia la preciosa sierra de Aralar...


... y preparándome para descubrir nuevos lugares.


Pero, antes de ello, parada obligatoria a repostar agua en alguno de los pequeñísimos pueblos que iremos pasando en este tramo llano.


Un pequeño atajo para evitar entrar en Irurzun me llevará directamente de Etxarren a Urritzola...


... y de ahí a Errotz, cruzando en la entrada del pueblo el Rio Arakil.


Las infraestructuras se abren paso como pueden en este terreno escarpado.


Empiezo a subir el Puerto de Ulzurrun...


... mientras el paisaje empieza a cambiar. El verde que me acompañó los 2 dias anteriores empieza a cambiar a ocre, y los bosques dejan paso a grandes extensiones de campos.


Negociando amplias herraduras en la subida a Ulzurrun.


La sierra de Saldise siempre nos acompaña en este ascenso.


Llegando a la parte alta, por una carretera muy tranquila y que da gusto rodar.


Dejaremos atrás los pueblos de Azanza y Urdánoz al tiempo que el verde desaparece con rapidez.


En Munárriz, paradita para repostar nuevamente, ante la atenta mirada del guardián de esa casona.


Tras coronar el Alto de Guembe, rápido descenso para buscar la localidad del mismo nombre.


Atrás quedó la sierra de Saldise...


... y por delante zona de campos donde todavía no ha brotado el cereal.


Subiendo a Eraul, subida corta pero muy dura.


Y en lo más alto, en el pueblo, otra vez a por agua.


Bajada hasta la carretera que va de Estella a Urbasa. Buen firme mientras vemos asomar las Peñas de Azanza.


La Sierra de Lókiz en toda su plenitud. La dejaré a la izquierda en mi camino a Urbasa.


Tras pasar por Zudaire, empieza realmente la subida continuada. Vamos a ir siempre por dentro de un bosque espectacular. Es una subida que me gustó mucho a pesar de no tener vistas.











Llegando a la cima, radical cambio de paisaje. Estamos en pleno Parque Natural de Urbasa y Andía.


Bajando, volvemos a encontrarnos zona de bosque.


El tramo final de bajada hacia Olazagutia está plagado de curvas para minimizar la pendiente.


Final del descenso en Alsasua, pueblo que cruzaré hacia el norte para ir a buscar el inicio del Puerto de Otsaurte.


Con la autovía paralela, este pedazo de carretera ha quedado casi desértico.


La subida, cortita, será siempre por carreterita estrecha flanqueada por árboles.


Caseríos van salpicando el ascenso a este puerto muy cómodo.


Ya está! Sin mayores complicaciones.


Ahora vendrá una bajada bastante más larga, siempre metido en este bosque.





Pasando por Zegama...


... y pedaleando por este carril-bici para evitar el tráfico de la carretera.


Cambio radical. Entro en zona de polígonos industriales.


Para evitarme entrar en Beasain, iré por Olaberría, que es donde me encontraré las rampas más duras de toda la etapa de hoy.


Un buen subidón y, luego, el bajadón, para llegar al Valle del Agauntza.


Vamos pues a por el último puerto del dia, el Puerto de Lizarrusti.


Inicios sin apenas pendiente mientras vamos pasando por diferentes nucleos, sin apartarnos nunca de la orila del rio Agauntza.





Al final, los 6 últimos kilómetros, donde realmente el puerto es puerto, vamos a ir en todo momento por dentro de un túnel de árboles.





En la cima del puerto, este colorido albergue nos ofrecerá cobijo en caso de necesidad.


Pero yo no me quedaré aquí, sinó que descenderé hasta el camping de Etxarri-Aranatz donde tengo reservado alojamiento.


Final del descenso y próximo el final de etapa.


Llego al camping sobre las 7 de la tarde y por 12 € tengo cama en el albergue. Estaré solo en la habitación, cosa que se agradece.


Una buena ducha, pongo a cargar las baterías de la cámara de fotos, dejo la ropa de la bici colgada para que se vaya secando el sudor y me voy a cenar al bar del cámping.
Tras la cena, preparar los mapas de la etapa de mañana, poner el despertador y a sobar, que la cuarta y última etapa será bastante larga.

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